Pabellón de Marruecos

Entre los tesoros arquitectónicos que dejó la Exposición Universal de 1992 en Sevilla hay uno que parece transportarte directamente al Magreb: el Pabellón de Marruecos, también conocido como Pabellón Hassan II. Situado en la Isla de la Cartuja, este edificio es hoy sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, pero su historia y diseño encierran muchos detalles curiosos.

El pabellón no se levantó siguiendo una planta cualquiera. Sus arquitectos optaron por la forma de una estrella de ocho puntas, símbolo presente tanto en la tradición marroquí como en la andalusí. Esta elección no fue solo estética: evocaba la unión de culturas a ambos lados del Mediterráneo, un mensaje central en la Expo ’92.

Una cúpula que se abre al cielo

Uno de sus secretos más sorprendentes es su cúpula móvil. Puede desplazarse para dejar al descubierto el patio central, permitiendo que la luz natural inunde el espacio. Esta innovación arquitectónica se combina con artesanías tradicionales: yeserías, cerámicas, mosaicos y maderas talladas por maestros artesanos marroquíes.

Lejos de convertirse en un «pabellón fantasma» tras la Expo, el edificio halló nueva vida como sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, institución impulsada por Marruecos y la Junta de Andalucía. Desde allí se organizan encuentros, exposiciones, conferencias y visitas guiadas que convierten al pabellón en un puente cultural permanente entre ambas orillas.

Una joya poco conocida

Aunque no todos los sevillanos lo saben, el Pabellón de Marruecos se puede visitar mediante rutas guiadas gratuitas, en las que se recorren sus espacios interiores y se descubren los detalles artesanales que lo convierten en una joya única de la Cartuja. Muchos visitantes quedan sorprendidos al encontrar en Sevilla un rincón que parece sacado directamente de Fez o Marrakech.