Una imagen del interior de las atarazanas de Sevilla tras su restauración integral. - Grupo Avintia

Las históricas Atarazanas de Sevilla han culminado un proceso de restauración que devuelve la vida a uno de los espacios patrimoniales más singulares de la ciudad. La intervención, desarrollada durante más de dos años y medio con una inversión de 18 millones de euros, ha supuesto la recuperación de más de 7.000 metros cuadrados de superficie distribuidos en amplias naves y arcos de ladrillo, un símbolo de la arquitectura medieval sevillana.

El proyecto ha combinado técnicas de construcción actuales con procesos artesanales tradicionales para preservar la autenticidad del conjunto. Ladrillo a ladrillo, las piezas más deterioradas fueron sustituidas de forma minuciosa, integrándose en la estética original. Entre las actuaciones más destacadas figuran la recuperación de carpinterías y cerchas de madera centenarias, así como la implantación de soluciones reversibles en suelos de áreas de alto valor patrimonial, como las placas alveolares apoyadas sobre albero que evocan el antiguo uso del espacio como astillero de galeras.

La restauración también ha permitido dotar al edificio de nuevos usos culturales. Entre ellos, una sala de exposiciones de diseño contemporáneo que se integra con el carácter histórico del inmueble, ofreciendo un espacio versátil para actividades artísticas y sociales en pleno corazón de Sevilla, junto a la Plaza de Toros de la Maestranza.

La complejidad del proyecto ha sido triple: la ubicación, en una zona de difícil acceso logístico; la relevancia social de las Atarazanas, que exigía una intervención discreta y cuidadosa; y el valor histórico del edificio, que ha obligado a extremar las precauciones en cada fase. Con esta restauración, Sevilla recupera un patrimonio con más de ocho siglos de historia, consolidando las Atarazanas como un referente cultural que une tradición y modernidad.