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Más de media vida en Sevilla y una profunda admiración por los escritores del Siglo de Oro y la figura de Cervantes dan como resultado la novela que busca el origen de las aventuras de El Quijote.

Dejando claro que se trata de un relato ficticio, o quizás no, El Manuscrito de Gaspar de Montiel se atreve a hablar sobre la supuesta inspiración de Cervantes en documentación ajena para construir los personajes de la obra cumbre de la literatura española.

Mientras va llegando a las librerías en el marco de un año tan especial como éste, el autor, José Manuel Sánchez Chapela, reivindica una mayor implicación social y pública para ampliar los actos conmemorativos al año cervantino en Sevilla. La novela se presenta este lunes 18 de enero a las 19h en la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla, con próximas fechas en otros lugares de la capital hispalense, Madrid, Salamanca y, cómo no, La Mancha.

SA: Es su primera novela, ¿qué espera de ella?

JM: Mi objetivo es que la gente que la lea, disfrute y aprenda con ella. Si, al acabar la novela, se le ha despertado al lector el interés por leer algo más de Cervantes, por rescatarlo de su estantería donde lo tenga olvidado, yo me sentiría totalmente feliz y satisfecho. Creo que, leyendo sus novelas, todos deberíamos hacerle nuestro particular homenaje a Cervantes en 2016.

SA: ¿Tiene miedo al fracaso?

JM: Para mí, el fracaso sería, no ya tanto las ventas, sino que a la gente no le guste lo que lea. Sé que, evidentemente, es imposible gustar a todo el mundo pero, en general, espero que la novela haga pasar un rato entretenido e interesante. No conseguir eso es lo que me asustaría. El volumen de ventas no lo consideraré un fracaso.

SA: ¿De dónde surge la inspiración para atreverse a escribir sobre El Quijote y su leyenda?

JM: La idea surgió tras un programa de radio, en el que daban cifras sobre los lectores que confesaban habían leído completo El Quijote, y solo llegaban al 20%. Tras este capítulo, recordé todo lo que había disfrutado en mi infancia leyendo a grandes clásicos, entre ellos El Quijote. Y pensé que yo podía contribuir de alguna manera a toda la literatura ya existente en torno a la figura El Quijote. Yo no soy ni catedrático ni profesor de literatura, solo soy un gran admirador de la literatura y de Cervantes, pero pensé que tenía y podía hacer algo. Inicialmente esta historia surgió como un relato corto como un pequeñísimo homenaje a Cervantes.

SA: A veces el estudio de una obra como El Quijote no se enfoca de la manera adecuada, y es cierto que, en España, no es la obra más popular entre los estudiantes… ¿ha temido en algún momento que la temática no suscitara todo el interés posible?

JM: No del todo, porque esta novela no está quizás dirigida a todo el público, sino que el lector que se acerca a El Manuscrito tiene que un interés y un bagaje previos sobre El Quijote y Cervantes. Para conseguir suscitar esta atracción hacia la obra de Cervantes hay que cambiar las cosas desde la propia base de la educación. Acercar a los jóvenes a la lectura de El Quijote no como una obligación, sino a través de la contextualización literaria e histórica. Y muchas de las versiones light que se ofrecen hoy en día, en mi opinión, hacen un flaco favor a El Quijote original, que es la única versión que se debería tener en cuenta.

SA: ¿Le ha costado mucho escribirla?

JM: No tanto en tiempo, porque al final logré escribirla en apenas 4 meses, pero sí es cierto que inviertes mucho leyendo, para una correcta documentación. Insisto en que se trata de una novela de ficción, pero, aun así, tenía que conseguir que fuera rigurosa e históricamente creíble.

SA: ¿Qué supone publicar en año cervantino? ¿Cree que han podido ayudar las fechas en las que nos encontramos a la publicación?

JM: No necesariamente, sobre todo porque yo tenía prevista la publicación de esta novela al menos un año antes. En España, el público interesado en la figura de Cervantes, lo está siempre. No creo que este año aumenten las cifras considerablemente por ser año cervantino, aunque sí espero que contribuya a seguir generando interés y, por supuesto, a que aumenten, eso sí, las celebraciones por el 400 aniversario, que es algo que echo en falta en Sevilla.

SA: ¿A qué se refiere?

JM: En 1916, para el 300º aniversario, la ciudad entera celebró numerosos actos conmemorativos destacando la relevancia de una figura como Cervantes en las letras españolas y su vinculación con Sevilla. Por ejemplo, las placas de cerámica en homenaje a Cervantes que podemos observar en varios puntos céntricos de la ciudad, y que poca gente sabe que salieron de los talleres artesanos de Triana, fueron instaladas entonces en el marco de esas celebraciones. Sin embargo, en un año como este, y con muchos más recursos tanto económicos como humanos que hace un siglo, apenas se han organizado iniciativas desde el Ayuntamiento, si acaso solo algún proyecto desde entidades privadas.

SA: Madrid, Salamanca, Sevilla, Plasencia… El libro es un recorrido por media España. ¿La elección de estas ciudades tiene un significado detrás?

JM: Todos los lugares elegidos tienen una significación detrás, pero, sobre todo, Sevilla. Primero por un tema afectivo, pero, especialmente, por la vinculación de Cervantes con la ciudad. Sevilla es una ciudad muy cervantina, con un papel muy grande en la vida y obra del escritor, y por ello le he querido dar su sitio en esta novela.

SA: La novela es ficción, pero, ¿hasta qué punto puede ser realidad? Es decir, ¿hay algo de cierto en la existencia del manuscrito en el que se hubiera inspirado Cervantes para escribir su obra cumbre? Si es que se puede desvelar…

JM: ¿Qué es ficción y qué es real? Quien sabe, puede ser cierto o puede que no. Puede que realmente yo encontrara el manuscrito en un baúl de alguien cercano. Puede que todo sea invención mía. Este argumento es un giro muy cervantino, de hecho, él también lo hace en la primera parte del Quijote, donde hace aparecer un manuscrito en Toledo. Yo he utilizado igualmente una especie de metaficción, pero que decida el lector.

SA: Entonces, ¿las letras españolas podrían llevar el nombre de Gaspar de Montiel antes que el de Miguel de Cervantes?

JM: De hecho, las pretensiones de Gaspar de Montiel eran esas mismas. Él se considera al mismo nivel no solo que Cervantes, que en aquel momento no era quien luego llegó a ser en el mundo literario, sino también al mismo nivel que Pedro Liñán, Quevedo, y cualquiera de los grandes de su tiempo.

SA: ¿Un escritor llega a creerse su propia ficción, convirtiéndose así un poco en un Quijote mismo?

JM: Absolutamente. La ficción y la realidad de alguna manera se unen. Es ya un aviso que hace Cervantes en El Quijote, advirtiendo que se puede perder el rumbo entre lo que es verdad y lo que es ficción… De hecho las propias novelas de caballerías, en su momento, eran considerados verdaderos libros históricos. Cuando estás inmerso en el proceso de una historia, sobre todo si es ficción, te absorbe de tal manera que tu vida pasa a ser la novela. Las 24 horas del día prácticamente las pasas pensando en nuevas ideas, en cómo escribir, y la ficción llega a comerse tu vida real.

SA: ¿Por qué no publicó antes? ¿Siempre quiso ser escritor?

Siempre me ha gustado leer y escribir pero antes de jubilarme nunca me había planteado publicar nada. En mi entorno no había precedentes tampoco y la verdad es que causó bastante sorpresa. Esto ha sido algo completamente novedoso primero para mí y luego, por supuesto, para los demás.

SA: ¿Cómo está la situación actual en el mercado editor en España? ¿La inversión personal vale la pena?

JM: Por supuesto, supone un esfuerzo, pero tiene muchas gratificaciones más allá de la económica, a la cual, yo, sinceramente, no aspiro. La sensación de autorrealización es increíble, además de que yo mismo he aprendido muchísimo en el proceso de investigación y documentación de la novela. Lo que sí me ha sorprendido mucho, entre otras cosas, es la opacidad de los certámenes literarios, donde debes enviar tu novela cumpliendo una serie de requisitos, con sus gastos implícitos, y ni siquiera sabes si ha sido seleccionada para optar a concurso. No conoces a los otros participantes, ni sabes por qué o no ha sido rechazada. No me parece lógico cómo están organizados.

SA: Hace apenas unos días se hacía eco la prensa sobre la persecución por parte de la Administración Pública hacia trabajadores jubilados que editan cualquier tipo de publicación…

JM:Cuando me enteré, no me lo acababa de creer. Me parece una locura que se castiguen las rentas por derechos de autor obligando a perder una pensión que te pertenece porque la has cotizado. Es increíble que se persiga de esa manera a la creación, al fin y al cabo, de cultura, que tiene un beneficio social directo. Mientras, sin embargo, se pueden seguir recibiendo grandes retribuciones por acciones en multinacionales sin ningún problema. Esto es algo que no ocurre en ningún otro país.

SA: ¿Qué pensaría su Gaspar de Montiel de este clima socio económico y político de la España del siglo XXI?

JM: A él le sucedió algo parecido, y es que no pudo vivir de la escritura, pese a que hubiera querido. Sería interesante conocer su opinión del entramado socio político actual aunque desde luego, entonces, al igual de ahora, lo importante era tener padrino. Todos los grandes genios se han arrastrado delante de los padrinos para que les financiaran, no hay más que leer los prólogos de las obras de Lope de Vega, de Quevedo…

SA: ¿Un recomendación a futuros escritores?

JM: Como en todo, hay pros y contras. El mundo editorial está muy tocado, han caído las ventas, se cierran librerías históricas en España, como la Cervantes en Salamanca… El panorama es negativo en ese sentido, pero el pro lo encontramos en la tecnología, que lo cambia todo, y es que ésta permite hoy que autores con no muchos recursos económicos puedan autoeditarse. Recomiendo totalmente la autoedición como una herramienta muy útil y hace 30 años inexistente. De hecho en Amazon podemos encontrar grandes autores que se han autoeditado. Aquí en Sevilla, por ejemplo, contamos con un muy buen escritor que ha publicado ya su sexta novela policíaca, y que está haciendo en autoedición.

SA: ¿Cómo vendería su libro en un eslogan? ¿Por qué debería leerlo el público?

JM: Más que un eslogan, me gustaría plantear una reflexión:
La novela es un homenaje al Siglo de Oro, a nuestras letras y a todos los autores de la época. A un período de explosión de talento como no ha habido otro ni en España ni en muchos sitios. Ese es el trasfondo de mi modesta iniciativa y que Gaspar de Montiel quiere transmitir también.

SA: ¿Próximos proyectos?

JM:Tengo otras dos novelas acabadas cuya publicación espero no se demore mucho a lo largo del próximo año. Una estaba prevista pronto aunque se ha pospuesto para algo más adelante. Serán novelas diferentes, de temática policíaca y dramas familiares, donde también he volcado algo de contenido personal.