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El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña ha publicado mapas inéditos de varias ciudadades españoles cartografiados por satélites soviéticos durante la Guerra Fría.

¿Cómo veían los soviéticos la Sevilla de principios de los años 70? En plena Guerra Fría, el Ejército soviético cartografió buena parte de las ciudades del mundo y, entre ellas, había varias españolas. Ahora, el Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña ha publicado mapas inéditos adquiridos a finales de los años noventa, coincidiendo con la desintegración de la Unión Soviética, que cartografía varias ciudades españolas.

Los ocho planos urbanos de las ciudades andaluzas (Algeciras, Cádiz, Málaga, Gibraltar-La Línea, San Fernando, Granada, Jerez de la Frontera y Sevilla) fueron levantados por el Servicio Cartográfico de la Unión Soviética entre 1971 y 1976 y editados, cada uno de ellos, dos años después. Las ciudades elegidas lo fueron por su interés estratégico, militar y económico, destacando aquellas relacionadas con el Estrecho de Gibraltar.

Uno de los elementos más sorprendentes de estos mapas es su gran nivel de detalle. En aquellos años, en España, sólo existían mapas topográficos publicados a escala 1:10.000 de contadas ciudades, y los disponibles estaban muy desfasados. De hecho, la formación del actual Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25.000 no comenzó hasta 1975 y se concibió como una serie limitada a zonas de especial interés: periferia costera, áreas fronterizas y grandes núcleos urbanos.

Por ello sorprende la riqueza de contenidos y la escala de esta serie, cuya elaboración debió de incorporar las últimas tecnologías de reconocimiento territorial disponibles por la industria militar soviética. Las cartelas y el resto de la información marginal no aportan información útil para conocer como fueron elaborados, ni qué fuentes se usaron, y la búsqueda de bibliografía sobre esta serie ha sido infructuosa.

De su análisis queda patente que se trata de una cartografía que combina una gran cantidad de información con una cuidada expresión formal, siendo el resultado un producto de gran interés práctico y de un indudable atractivo estético. La riqueza y detalle de sus contenidos (sólo las hojas de Sevilla incluyen en su leyenda 158 referencias localizadas con coordenadas alfanuméricas), hace pensar que su elaboración debió de estar fundamentada en la fotointerpretación exhaustiva de imágenes de alta resolución, que, ante la imposibilidad de realizar vuelos con aviones de reconocimiento fotográfico, tendrían que haber sido adquiridas desde satélites artificiales.

No hay que olvidar que la Unión Soviética disponía de satélites de observación de la tierra, como los Zenit-4, explotados entre los años 1963 y 1970, que estaban equipados con una cámara fotográfica de alta resolución capaces de obtener fotografías de entre 1 y 2 metros de cualquier lugar del mundo, y que en 1970 aparecieron los Zenit-4MK, que existieron hasta 1980, los cuales podían colocarse en una órbita más baja y obtener así una resolución y una calidad de imágenes más altas. En 1977 comenzaron su vida operacional los satélites Yantar, cuyas fotografías alcanzaban resoluciones de unos 50 cm.

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Como nota curiosa, la mayoría de estos satélites espías portaban sistemas analógicos de fotografía que eran enviados a la Tierra en “cápsulas de descenso”, dotadas de un paracaídas y un sistema de radiobalizas que permitía la localización y recuperación de las películas fotográficas y de las cámaras utilizadas durante la misión.

Además de las imágenes de alta resolución, los contenidos de estos mapas muestran que se hubo de hacer uso de la cartografía española preexistente, que, aunque de escalas de menor detalle y desfasadas, fue imprescindible para plasmar elementos como la toponimia, la clasificación de las infraestructuras, la altimetría , la batimetría y otros tipos de informaciones. De hecho, y debido a la insuficiencia de cartografía topográfica española con el detalle y la actualización necesarios, se identifican algunos errores provocados quizás por el uso de información desfasada.

En su contenido queda claro su carácter militar, pues en la cabecera aparece: ГЕНЕРАЛЬНЫЙ ШТАБ (“Estado Mayor”) y en el margen superior derecho aparece destacado su carácter СЕКРЕТНО (“secreto”). En el margen inferior derecho aparece el año de compilación de la obra (Составлено в 1973 г.) y el nombre y cargo del oficial responsable.

Pese a que se observa cierta desactualización de algunos datos (lo cual denota que el trabajo de campo, si existió, fue incompleto), queda patente que esta cartografía tuvo que suponer un enorme esfuerzo a su productor, y más aún si se tiene en cuenta que en los inicios de la década de los 70 del siglo XX, el Instituto Geográfico Nacional no disponía de cartografía a escala 1.10.000 de las ciudades españolas, y que el Servicio Geográfico del Ejercito sólo disponía de cartografía a escala 1.10.000 de muy contadas ciudades españolas.

Andalucía no contaría con cartografía a escala 1.10.000 hasta 1992, y fue la segunda comunidad autónoma tras Cataluña en dotarse de una cartografía básica a una escala territorial de tanto detalle. Esta circunstancia hace más relevante el esfuerzo realizado por la Unión Soviética para dotarse de cartografía de ciudades de interés estratégico en una fecha tan temprana y sin referencias previas.