Tiró su piedra al agua y como era de esperar las ondas empezaron a impactar con los actores políticos de la laguna andaluza. Las olas llegan y rebotan. Y mientras, todos los demás elementos se mueven.

El miércoles el presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE Federal, José Antonio Griñán, lanzó su más pesada piedra a las aguas de la política andaluza. Un mar de ondas fueron provocadas por el impacto y estas empezaron a rebotar en cada uno de los actores políticos.

Y es que el líder socialista andaluz ha calculado hasta dónde sus ondas llegarían con el anuncio de no repetir al frente de la Junta. También lo que ello suponía: el cambio de la candidatura del PSOE, que pondría al frente a la actual consejera de Presidencia e Igualdad y secretaria general del PSOE sevillano, Susana Díaz.

Fue el científico austríaco Christian Doppler quien descubrió que cuando el emisor o el receptor de unas ondas -fuesen mecánicas o sonoras- se desplazaba, se producía un aparente cambio de frecuencia de las mismas, debido al incremento o disminución de la distancia entre ambos.

Griñán, y el resto de actores políticos andaluces son continuos emisores y receptores de tales ondas. Pero la noticia de calado de esta semana, no ha dejado indiferente a nadie. Empezando por el PSOE, que aunque fortalecido tras los últimos meses en los que Griñán y Díaz, junto a Mario Jiménez, han ido atando al aparato andaluz a las tesis del presidente, sigue teniendo a muchos socialistas críticos, no sólo con el nuevo oficialismo, sino también con la convocatoria exprés de elecciones primarias en el PSOE para decidir, la ya decidida, sucesión de Griñán.

Sin embargo, los críticos –fuera de juego, como casi todos en este escenario- están sin cabeza visible y trabajan a destajo por reunir apoyos para presentar al menos, algún contrincante que como poco, robe algo de protagonismo a la candidata (aún no proclamada) Díaz, en el juego de unas primarias, que no serán, sin candidato alternativo.

Tampoco mucho más preparado está el PP andaluz, que lleva desde las elecciones andaluzas con una interinidad forzada y aguantada a desgana por el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Mientras, en la calle San Fernando aún no han sido capaces de encontrar un referente nuevo tras la partida de Arenas para lograr hacer frente al gobierno bipartito de PSOE e IU.

También con el paso cambiado para unas hipotéticas elecciones andaluzas adelantadas, que ya nadie descarta, han pillado estas ondas al socio de gobierno del PSOE en la Junta, Izquierda Unida.

La coalición tuvo hace unos días su asamblea andaluza y eligió como nuevo líder a Antonio Maíllo, encargado de pilotar ahora a los militantes andaluces de IU, pero que aún está organizando su nueva ejecutiva andaluza, y que desde luego no cuenta ni con estrategia preparada ni con el mínimo grado de conocimiento deseable, para enfrentarse en el cuerpo a cuerpo de unas elecciones andaluzas a la todopoderosa Díaz.

Tanto el fuera de juego del PP como el de IU, hacen que la escena política andaluza sea todavía más desconcertante ante una hipotética contienda electoral. Fuera de la Cámara, el PA y UPyD, volverían a tener que luchar por colarse en ésta de nuevo, y sin la ayuda que supondría la reforma de la Ley Electoral de Andalucía. El cambio normativo facilitaría que ambas formaciones consiguieran representación parlamentaria, a la vez que multiplicaría –dependiendo de los resultados- las combinaciones electorales.

Precisamente es este uno de los principales compromisos de IU en el gobierno bipartito, pero no es una medida especialmente bien vista por los socialistas. De hecho la propia Susana Díaz ya declaró que no era una prioridad hace algo más de un mes. Ante el escenario que se aproxima de mayores recortes y cambio de líder, los socialistas tendrían la excusa perfecta para romper el acuerdo, convocando nuevas elecciones al Parlamento Andaluz.

De ser así, todo parece indicar que una bajada notable del PP y una subida de IU, convertirían al PSOE, de nuevo, en el primer grupo parlamentario. La alternativa inviable de PP e IU, permitirían a la candidata Díaz, gobernar en minoría, o incluso con apoyos puntuales de IU, si los militantes de la coalición de izquierdas no apoyasen de nuevo al PSOE.

En definitiva, un mar de ondas ya está surcando el lago de la política andaluza. Todos sus elementos, en continuo movimiento, no harán más que ampliar o reducir las frecuencias de esas ondas, multiplicando las muy diversas posibilidades y combinaciones sociopolíticas y estratégicas del nuevo escenario andaluz.

Y mientras, Susana sigue hacia adelante. Los críticos, buscando apoyos. Y el resto, a la expectativa de lo que haga ésta y Griñán. También desde Madrid los ojos están abiertos. Lo suyo será el segundo acto, porque también allí llega el efecto Doppler de Griñán.

Licenciado en Periodismo y Máster en Sociedad, Administración y Política, puso en marcha el 'Proyecto Deguadaíra', germen de Sevilla Actualidad. Ha pasado por El Correo de Andalucía, Radio Sevilla-Cadena...