Algunos que tienen la inmensa suerte de haber nacido en la ciudad de Sevilla, o simplemente de residir bajo su amparo, quizás desconozcan que conviven con lo imposible, con lo sumamente transcendente del mundo de lo desconocido y lo oculto. Que su milenaria historia está estrechamente entrelazada con el esoterismo y lo insólito.

El sevillano ama y protege a sus fantasmas al igual que ama y protege su Semana Santa y sus costumbres más centenarias. Sevilla, a pesar de no ser una gigantesca ciudad, tiene una densidad de fenomenología paranormal y una casuística ovni fuera de lo normal, teniendo su propia milla de oro paranormal en el centro de Sevilla.

Además de ese triángulo ‘maldito’ que lo componen la Facultad de Bellas Artes, el Teatro Álvarez Quintero y el antiguo Restaurante Viandas, también tenemos una calle ‘maldita’ en la Macarena calle de San Luis.

Pero no sólo hemos de detener la vista en la capital. La provincia sevillana es altamente activa tanto en lo paranormal como en lo ufológico. Tenemos pueblos con carga paranormal en Tomares, Umbrete, Alcalá de Guadaíra, El Viso, Mairena y muchos más pueblos abadonados, como El Torbiscal o El Gandul y, cómo no, el ya famoso triángulo magnético que componen las localidades de Gerena, Olivares y Anzalcóllar.

Pero volviendo otra vez a la capital, hay que hacer mención especial a esos colegios y hoteles que, cada uno, tienen su leyenda negra o su fantasma. Sevilla también puede presumir de albergar los lugares más activos del ámbito paranormal nacional del momento, como es el Hospital San Pablo, también conocido como ‘Sanatorio de los muertos’, o la Hacienda de los Milagros, lugares sumamente activos e impregnados de esas energías desconocidas para la ciencia y desconocida para algunos sevillanos.

Por todo esto y mucho más que se queda en el tintero, puedo asegurar que Sevilla es la capital española del misterio.