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La Policía Nacional ha liberado a cinco personas extranjeras en situación de «semiesclavitud», que vivían en una nave industrial abandonada en Dos Hermanas, cerca de Alcalá de Guadaíra. Los responsables de esta «empresa», compatriotas de las víctimas, fueron detenidos.
La nave en la que se encontraban estaba registrada como una empresa dedicada a recoger, almacenar y vender ropa de segunda mano. Sin embargo, los agentes sospecharon al ver que no tenía rótulo ni logotipo y se encontraba en mal estado.
Al empezar la investigación de este caso, incluyendo dispositivos de vigilancia en la zona, también observaron que en este almacén trabajaban a puerta cerrada. Los detenidos trataban de mantener la discreción, limitando sus salidas para que no fuera visible desde fuera lo que sucedía en el interior de las instalaciones.
Tras varios portes de ropa a horas aleatorias siguiendo este mismo método, los agentes intervinieron y decidieron entrar en el edificio, observando las condiciones insalubres en las que se encontraban estas instalaciones.
En el comienzo de la inspección, observaron que el lugar no cumplía las medidas de seguridad necesarias. Además de los baños insalubres, vieron que existía un claro riesgo de derrumbe e incendio por el almacenamiento inadecuado de telas.
Después, encontraron una habitación escondida tras varias sacas industriales llenas de prendas de ropa.
En esta, vivían cinco personas en pésimas condiciones higiénico sanitarias. Al no tener cuartos de baño, estaban obligados a hacer sus necesidades en un rincón común de la habitación, que desprendía un «hedor insoportable», según los agentes.
Por otra parte, se amontonaban varias bolsas de basura llenas de alimentos putrefactos que añadían intensidad a estos olores desagradables.
Tras el rescate de estas personas en situación de «semiesclavitud», se siguió con el registro de la nave industrial. El informe policial añade que las víctimas se encontraban desorientadas y semidesnudas al llegar este dispositivo.
Los detenidos como responsables de este caso explotaban a estas personas prometiéndoles un contrato legal, y ofreciéndoles a cambio residir en este espacio. Quien actuaba como gerente de la «empresa», además, vigilaba a sus víctimas usando un sistema de cámaras de seguridad.