El escritor, politólogo e investigador Pedro Villanueva (Cerredo, Asturias, 1976) es una de las voces más reconocidas en el estudio del Trienio Liberal y de la figura de Rafael del Riego, el militar y político asturiano que encendió en Las Cabezas de San Juan la mecha de la libertad. Colaborador habitual en medios como Radio Onda Cero Cangas del Narcea, La Nueva Crónica de León, La Nueva España o La Crítica (La 8 Bierzo TV), Villanueva compagina su labor investigadora con la literaria, donde ha publicado tanto novelas juveniles como históricas. Este jueves presenta en Las Cabezas de San Juan la conferencia «Nuevas Semblanzas de Rafael del Riego y Las Cabezas de San Juan», dentro de los actos de la XVI Recreación Histórica del Pronunciamiento de Riego.

Tendrá lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento (Plaza de la Constitución, 6) a partir de las 19:00 horas. Además, durante todo el fin de semana se podrá visitar su exposición en la Casa de los Valcárcel donde encontraremos gran parte de su colección de objetos, documentos y descubrimientos referentes a la figura de Rafael del Riego.

«Mi interés por Riego parte de lecturas sobre el Trienio Liberal», explica. «Por desgracia, no se habla de Riego ni del Trienio en los colegios ni en los institutos. Nuestra revolución española no interesa». Esa falta de presencia en la enseñanza despertó en Villanueva una curiosidad que, con los años, se convirtió en una pasión investigadora.

Politólogo, escritor y colaborador en distintos medios, reconoce entre risas que a veces ni él mismo sabe cómo logra combinar todas sus facetas. «Una vez que empiezas, ya no hay vuelta atrás. Riego es una puerta que quise cerrar muchas veces, pero siguen apareciendo elementos nuevos. Después de más de 200 años, el liberalismo radical —no de radicalismo, sino de raíz— sigue estando de actualidad».

Villanueva ha publicado novelas juveniles como El principio, Raíces celtas o La huella de Roma, oro, y la obra histórica Riego debe morir. «Son una cura mental estupenda. Basculas de un género a otro y tratas con lectores de espacios diferentes», confiesa.
Durante la documentación para su novela El festival de la cosecha, viajó a Polonia y Ucrania para recoger testimonios de historias terribles. «Me cambiaron como persona. Volver después a la literatura juvenil fue una forma de recuperar la esperanza en la sociedad».

Su conferencia en Las Cabezas busca precisamente eso: acercar al héroe desde su dimensión humana. «Siguen apareciendo escritos, objetos, relatos… Mi charla intenta que los asistentes conozcan al héroe de Las Cabezas desde lo humano, con referencias a lugares, edificios, documentos, paisajes… que tuvieron relación directa con él. Que se sorprendan al igual que lo hice yo».

Para Villanueva, Las Cabezas de San Juan ocupa un lugar esencial en la historia de España: «La toma de la Bastilla o la batalla de Covadonga son comparables a la rebelión de Las Cabezas. Es imposible entender nuestra historia sin hablar de la cuna del liberalismo. Aquí se sentaron las bases de muchos de los derechos fundamentales que hoy disfrutamos».

Pedro Villanueva conoce de cerca las recreaciones históricas del Pronunciamiento de Riego. Ha participado incluso dando vida al propio general en otros municipios. «El trabajo que realiza el Ayuntamiento de Las Cabezas es muy importante, porque se hace desde el rigor histórico y con participación ciudadana. Esa es la esencia del espíritu de Riego: buscar el bien de la gente», comenta.

Sin embargo, reconoce que encarnar al personaje no siempre es fácil. «No estoy cómodo representando a Riego. En Arquillos hice de él cuando está preso, junto a la casa donde lo encerraron; sientes tristeza. En Las Cabezas, él sabía que lo que hacía le iba a costar la vida… pero le llamaban en Asturias “Cabeza de Fierro”. Era muy tozudo… como yo».

El legado del liberalismo

Preguntado sobre cómo debería recordarse a Riego, Villanueva es tajante: «El problema no es cómo se recuerde, sino que no se conoce. No llegamos a los más jóvenes, y por eso recrear lo que sucedió es tan importante: algo se les queda».

Desde su visión de politólogo, añade: «Debemos olvidar el presentismo. No podemos juzgar 1820 con nuestros ojos actuales. El Trienio Liberal sentó las bases de la libertad, de la Constitución, de un rey bajo la ley. Aunque el país le diese la espalda, la semilla estaba echada».

Su obra Riego debe morir reconstruye los tres meses de persecución de Riego a manos de José O’Donnell, basándose en cartas personales recientemente descubiertas. «Fue como ver la historia desde bambalinas: espías, traiciones, penurias… sentimientos humanos que no aparecen en los libros», señala.

Villanueva defiende que le interesa más el Riego hombre que el Riego héroe: «El héroe fue creado por la prensa de la época. Fue un mal militar, un mal marido y peor político, pero profundamente humano».

Una figura viva y actual

Aunque Riego no siempre tiene el reconocimiento popular que merece, Villanueva cree que su huella sigue viva: «Su figura se utiliza según los intereses de cada uno, pero el himno de Riego fue nacional, y su recuerdo está en Madrid, Cádiz, Tineo, Londres… incluso en la prensa mundial de su tiempo».

Del ideario del general rescata dos pilares aún vigentes: «Un rey bajo la ley y el germen del republicanismo. Dos conceptos aparentemente opuestos que Riego logró reconciliar».

Actualmente, Villanueva sigue rastreando documentos inéditos sobre Riego en la prensa francesa e inglesa. «He localizado textos sobre su derrota ante el mando francés y una carta de un espía portugués que da cuenta de los movimientos constitucionales. ¡Imposible cerrar la puerta!», afirma entre risas.

«Como asturiano, de la tierra de Riego, me gustaría que el público se llevase cercanía, vivencias, conocimiento… menos montar una sedición, vale todo», bromea.
Y si tuviera que definir a Rafael del Riego en una sola palabra, no duda:
«Asturdaluz. Creo que no está inventada».

Contenido elaborado en colaboración Prodetur