El mundo del tarot y los naipes tiene este octubre una cita ineludible en Sevilla. Los días 17, 18 y 19, Estepa acogerá el VII Congreso Internacional de Baraja y Tarot, un evento que reunirá a coleccionistas, investigadores, editoriales y aficionados llegados de todo el mundo para adentrarse en la historia, simbología y arte de estas cartas que han fascinado durante siglos.

Una de las grandes protagonistas será la figura del estepeño Francisco Teodomiro Moreno y Durán, conocido como El Bachiller de Estepa y autor de la que se considera la primera baraja de tarot española. Escritor prolífico y apasionado por los naipes, Moreno y Durán dejó un legado que va más allá de su célebre baraja: obras como Académicos en cuadrilla, Los Jesuitas y el Padre Mir o Los Secretos de los Naipes forman parte de su producción intelectual. El congreso dedicará un espacio destacado a su figura y a la huella que dejó en la historia esotérica y cultural del país.

El programa incluye conferencias, presentaciones y encuentros con editoriales especializadas de prestigio como Lo Scarabeo, Fournier, Dusserre, Carta Mundi, Sirio o Alfa Omega. Uno de los momentos más esperados será la presentación del libro «El Primer Tarot Español de Teodomiro Moreno y Durán», a cargo de la psicóloga y experta en tarot Victoria Braojos. La obra incorpora un facsímil del mazo original, recuperando así una pieza clave del patrimonio simbólico español.

Pero no todo será teoría: la cita también rendirá homenaje a las empresas chocolateras españolas de los siglos XIX y XX, que popularizaron barajas ilustradas en sus envoltorios. El empresario estepeño Antonio Rivero Ruiz, director de Chocomundo, ofrecerá una ponencia sobre esta curiosa relación entre chocolate y naipes. Además, el congreso incluirá un complemento turístico con visitas al patrimonio monumental de Estepa y talleres en torno al cacao en el museo Chocomundo de La Despensa de Palacio.

De este modo, Estepa se presenta como epicentro de un encuentro único que mezcla historia, esoterismo, arte gráfico y tradición chocolatera, demostrando que el tarot no es solo una herramienta de adivinación, sino también una manifestación cultural con raíces más profundas y sorprendentes de lo que muchos imaginan.