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En mitad de la campiña sevillana, entre olivos y horizontes interminables, se levanta un lugar que parece salido de un cuento pero que guarda siglos de historia real: el Castillo de la Monclova, en Fuentes de Andalucía.
Pocos saben que este imponente edificio se asienta sobre lo que fue la antigua ciudad turdulo-romana de Obúlcula, un enclave estratégico de la Vía Augusta. Con el paso del tiempo, aquel asentamiento clásico se transformó en fortaleza medieval y, siglos más tarde, en un elegante palacio que ha llegado hasta nuestros días.
De almirantes y duques
El castillo tiene un currículum digno de película. En el siglo XIV, el rey Alfonso XI lo entregó al almirante genovés Egidio de Boccanegra en recompensa por sus gestas en la conquista de Algeciras. Después pasó por la poderosa Casa de la Vega y, desde el siglo XIX, pertenece a la Casa del Duque del Infantado.
Entre sus muros se esconde una arquitectura que mezcla sobriedad militar con refinamiento señorial: la torre del homenaje, sus patios porticados con escudos de la Orden de la Merced, o la capilla con un retablo del siglo XVI que aún hoy sorprende a los visitantes.
Un castillo con vida propia
Lo más curioso es que el Castillo de la Monclova no es solo un vestigio del pasado. Hoy funciona como un espacio vivo donde se celebran bodas, eventos culturales y convivencias, combinando la solemnidad de la piedra con la calidez de la hospitalidad andaluza. Es un lugar donde el visitante puede pasar de contemplar un arco medieval a brindar en un banquete bajo la misma bóveda.
Incluso su entorno ofrece experiencias singulares: rutas de oleoturismo, actividades de turismo activo y visitas guiadas que convierten la excursión en un viaje completo por historia, naturaleza y gastronomía.
Un secreto bien guardado en la campiña
A tan solo una hora de Sevilla, el Castillo de la Monclova sigue siendo un secreto a voces. Para algunos, es un símbolo de la historia nobiliaria de Andalucía; para otros, un escenario romántico perfecto. Lo cierto es que, en cada piedra y cada arco, el visitante descubre cómo Roma, la Edad Media y la vida moderna han decidido convivir en armonía en un mismo lugar.
