En el corazón de Villaverde del Río, lejos del ruido urbano y de las playas abarrotadas, se esconde un tesoro natural que muchos sevillanos desconocen: el Parque Fluvial Majadallana, más popularmente llamado «Las Calderas». Este enclave, esculpido por el cauce del río Siete Arroyos, parece sacado de un cuento: pozas naturales de agua fresca, cascadas que rompen el silencio y un entorno rocoso y verde que invita a perder la noción del tiempo.

El paisaje es fruto de siglos de paciencia geológica. El agua, trabajando sin descanso, ha modelado auténticas «ollas» en la roca caliza, perfectas para sumergirse en verano. Una de ellas, la conocida como «Última Olla», se corona con una cascada de casi seis metros que hipnotiza a todo aquel que llega hasta allí. El acceso no es inmediato: una ruta de dificultad moderada, recomendada para mayores de nueve años, recorre senderos junto al río, lo que convierte la experiencia en un pequeño reto con premio final.

Más allá del baño, el parque es un paraíso para el senderismo, el ciclismo o incluso las rutas a caballo. Encinas, lentiscos y madroños escoltan el camino, mientras aves rapaces y nutrias completan la postal natural. Y lo mejor: todo esto a pocos kilómetros de Sevilla capital. Un lugar donde el reloj parece detenerse y en el que, con un poco de suerte, se puede disfrutar del murmullo del agua… como único ruido de compañía.