- Sombra, agua cristalina y naturaleza salvaje: la escapada más refrescante del verano sin salir de la provincia de Sevilla
- La alternativa a la playa que arrasa en Sevilla: gratis, con arena y sin salir de la provincia
Pocas veces el asombro nace de lo inesperado. De encontrar, en medio de un entorno sereno y rural, un paisaje que no parece de aquí ni de ahora, como si se hubiera arrancado un fragmento de otro continente y colocado entre encinas, pueblos blancos y carreteras secundarias. Eso es lo que ocurre con el Cerro del Hierro, un enclave que rompe con cualquier idea preconcebida sobre el interior de Sevilla.
Ubicado entre San Nicolás del Puerto y Constantina, este paraje natural declarado Monumento Natural de Andalucía es un antiguo karst de origen kárstico-minero: una formación de agujas, torres y pasadizos rocosos que durante siglos fue explotada como mina de hierro y que hoy se ha convertido en uno de los paisajes más extraordinarios del sur peninsular.
Caminar por el Cerro es como entrar en un escenario de película fantástica. Las rocas calizas, desgastadas por el agua y la explotación minera, se alzan como catedrales petrificadas. La vegetación ha vuelto a ganar terreno entre grietas y senderos, y la vida silvestre se asoma con discreción entre los recovecos. El silencio, roto a veces por el crujir de ramas o el vuelo de alguna rapaz, forma parte de la experiencia.
El acceso es libre y el recorrido está perfectamente señalizado. El sendero principal, de unos 2,5 kilómetros, es circular y de baja dificultad, lo que lo convierte en una ruta ideal para todo tipo de visitantes, incluidos niños. A lo largo del camino, varios paneles interpretativos explican la historia geológica y minera del lugar: desde la formación del karst en el periodo carbonífero hasta la presencia de ingenieros ingleses en el siglo XIX, que dejaron su huella en forma de casas coloniales y líneas ferroviarias hoy reconvertidas en vía verde.
Aunque el entorno es seco, la altitud y la orientación del paisaje hacen que el paseo sea sorprendentemente fresco incluso en verano, sobre todo al atardecer. Además, el terreno irregular crea zonas de sombra natural donde descansar, observar el paisaje y dejarse impresionar por la escala de las formaciones rocosas. Es un lugar perfecto para fotógrafos, senderistas curiosos o simplemente quienes buscan una experiencia distinta sin alejarse demasiado de casa.
A escasos kilómetros se puede completar la jornada visitando San Nicolás del Puerto o Constantina, degustando la gastronomía serrana o dándose un baño en el cercano río Huéznar. Todo en el marco del Parque Natural de la Sierra Norte, uno de los espacios protegidos más ricos y diversos de Andalucía.
El Cerro del Hierro no es solo un lugar para ver: es un lugar para sorprenderse, para aprender, para caminar con calma y dejar que el paisaje hable. Porque en una provincia que a menudo se asocia con llanura y calor, hay rincones que parecen esculpidos para romper tópicos. Y este es uno de ellos.