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En el suroeste de la provincia de Sevilla, entre los municipios de Aznalcázar y La Puebla del Río, se extiende uno de los espacios forestales de mayor valor ecológico del territorio andaluz: los pinares de Aznalcázar. Con una superficie de más de 12.000 hectáreas, este enclave destaca por su biodiversidad, su cercanía al Parque Nacional de Doñana y su riqueza paisajística.
Situados muy cerca de las marismas del Guadalquivir, estos pinares están surcados por el arroyo Majalberraque y limitados al suroeste por el río Guadiamar. Esta ubicación estratégica, junto con los cultivos de arroz que se extienden en las inmediaciones del Brazo de la Torre, convierte la zona en un punto clave para la avifauna migratoria. Miles de aves encuentran aquí un lugar de descanso, alimentación, nidificación e invernada, haciendo de estos pinares una parada obligatoria durante sus desplazamientos estacionales.
La fauna que habita este ecosistema es tan diversa como su flora. Se han catalogado unas 205 especies de vertebrados, entre mamíferos, aves, reptiles y anfibios. No es raro avistar ejemplares jóvenes de especies en peligro de extinción como el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) o el lince ibérico (Lynx pardinus), procedentes de Doñana, lo que subraya la importancia ecológica de esta área.
El pino piñonero es la especie arbórea predominante, acompañado de un matorral mediterráneo rico en jara, romero y brezo. La vegetación perimarismeña completa un entorno natural de gran belleza. Un espacio que combina la fuerza de los bosques de coníferas con la fragilidad de los ecosistemas húmedos.
Entre los enclaves más destacados se encuentra la Dehesa de Abajo, un humedal y acebuchar donde se dan cita flamencos, anátidas, limícolas y, especialmente, la mayor colonia europea de cigüeña blanca en estado natural, que anida sobre copas de acebuche.
Pero los pinares de Aznalcázar no solo son un paraíso para la fauna y la flora. Su valor también es cultural, científico y recreativo. A apenas 2 kilómetros del núcleo urbano de Aznalcázar, los visitantes encuentran un área recreativa perfectamente equipada: zonas de barbacoas, juegos infantiles, pasarelas para pasear, merenderos, circuitos ecuestres, pistas americanas y carriles bici invitan a disfrutar de la naturaleza en familia o con amigos.
Durante los fines de semana y festivos, este pulmón verde se convierte en un lugar de encuentro para vecinos de los municipios cercanos y visitantes de Sevilla capital. Gracias a su buena accesibilidad —desde Aznalcázar en dirección a Pilas, tras dos rotondas se encuentra señalizado el acceso a los pinares—, es un destino ideal para quienes buscan una escapada al aire libre sin alejarse demasiado de la ciudad.
