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El alcalde de Alanís analiza las claves de su labor desde la Alcaldía de un pueblo de poco más de 2.000 habitantes en la Sierra Norte.

La situación del alcalde de Alanís, Cecilio Fuentes (PA), es diferente a la del resto de regidores de la provincia. Llegó al pueblo con apenas treinta años como profesor y quedó seducido, entablando una relación cada vez de mayor profundidad y compromiso con sus vecinos que lo llevarían hasta la Alcaldía con un equipo de gobierno nutrido de jóvenes donde él es ya el mayor, aún no ha llegado a los 40. Lejos de sus familiares y amigos de toda la vida, Fuentes asume su labor diaria reconfortado porque lo que Alanís le da, dice, compensa su entrega y el sacrificio que realiza en otros aspectos de su vida personal. Para corresponder su entrega, el colegio al que llegó hace diez años recibió hace un tiempo su nombre, a propuesta de los padres y del consejo escolar.

Nacido en Ceuta, donde vive su familia, Cecilio Fuentes realizó sus estudios en Madrid y Cádiz, y ejerció como profesor en Sevilla antes de que en 2004 lo destinasen al colegio de Alanís. Sus compañeros lo nombraron jefe de estudios, y sus vecinos lo impulsaron para que asumiese el desafío colectivo de presentarse a unas elecciones municipales para liderar el proyecto de esta localidad de 2.000 habitantes en el corazón del Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Además de la Alcaldía es monitor y entrenador en diversas prácticas deportivas. Es también firme defensor de la organización de la ciudadanía, de ahí su apuesta por el asociacionismo. Esta defensa le llevaba esta semana a acompañar al Grupo de Aventureros de Alanís a la entrega del premio Medio Ambiente 2014 que concede cada año la Junta de Andalucía.

Sevilla Actualidad: ¿Cuál es la función que ha asumido desde que llegó a la Alcaldía de un pueblo pequeño como Alanís?

Cecilio Fuentes: Con todo mi respeto a la labor que puedan desempeñar otros alcaldes, en pueblos como Alanís realizamos muchas más funciones: somos psicólogos, orientadores, hermanos mayores, padres, mediadores… y no tenemos los filtros que hay en municipios más grandes: estamos al servicio 24 horas. Los vecinos están acostumbrados a que su alcalde sea el que resuelva los problemas. Al despacho llegan entre 15 y 30 personas diariamente para plantear cuestiones, y trato de resolverlas sobre la marcha, y de que se vayan con la seguridad de que se les va a atender y de que haré lo imposible para tratar de aliviar o de solucionar su situación. Esto tiene un coste, como es lógico, y es el desgaste que tenemos: vivimos entre nuestros vecinos y estamos siempre en disposición de ayudar, lo cual es muy gratificante aunque abarquemos mucho más de lo que competencialmente nos corresponde.

¿Qué pensó que podría aportarle a la sociedad local cuando toma la iniciativa y decide presentarse a unas elecciones para liderar la acción política del Ayuntamiento?

Soy una persona que no estaba muy ligada al contexto de un pueblo pequeño y rural, pensé que podía aportar otra visión en diferentes ámbitos porque los alcaldes anteriores, a los que apenas conozco, eran personas que venían al Ayuntamiento a firmar y tenían una manera de hacer que nada tiene que ver con lo que hemos propuesto.

Con los recursos que tiene la administración municipal sería imposible de hacer o de mantener tanto como hacemos en Alanís, y si hemos logrado hacerlo ha sido gracias a que conseguimos hacer ver a los vecinos que el Ayuntamiento somos todos, que tenemos que ir a una, hombro con hombro, para lograr lo que queremos.

¿Qué situaciones llegan normalmente a su despacho?

La mayoría acude con problemas derivados de la crisis y de la falta de empleo, y en muchos casos aunque no estén relacionados con las competencias del Ayuntamiento. Vienen porque necesitan consejos en un tema particular, han venido mujeres que han sufrido malos tratos para que se les ayude, o personas que tienen una disputa y precisan de una mediación. De esto me siento orgulloso porque es señal de que transmito cierta confianza entre mis vecinos, y saben que pueden acudir cuando lo necesiten. ¿Qué hacemos? Luchamos para poner a disposición programas de formación y de empleo, porque creo que la mejor política social que podemos hacer es la de dar empleo. Prefiero tener a mucha gente trabajando en el día a día a hacer obras faraónicas; aunque sean empleos temporales ese tiempo es un alivio para esa persona y un ingreso para sus familias.

¿Qué papel juega la oposición en un pueblo donde se conocen todos?

La labor de la oposición es fundamental y creo que es muy necesaria porque representan a una parte de la población y tienen un deber importante de control de la labor de gobierno de manera constructiva de todo lo que se plantea y se ejecuta en el Ayuntamiento. En el caso de Alanís no ha sido ni lo constructiva ni lo participativa que me habría gustado, y ahí están cosechando sus resultados, porque esta manera de hacer oposición destructiva ha pasado de tener nueve concejales en legislaturas atrás a quedarse con solo dos en la actual.

¿Hay un antes y un después?

Alanís se ha abierto al mundo para mostrar las potencialidades que tiene como pueblo, y ha empezado a creer en sí mismo en sus propias oportunidades en el ámbito medio ambiental, social, cultural, patrimonial, deportivo o turístico. Ha cambiado también la mentalidad de un pueblo que cuando llegué estaba dividido en bandos irreconciliables, y nosotros hemos conseguido que Alanís sea uno solo. Esta unidad se palpa esta implicación, por ejemplo en las Jornadas Medievales donde son nuestras propias asociaciones las que se ocupan de la mayor parte de las actividades, en la lucha de todos para la construcción de un colegio, o estos días en la grabación del programa de La 1 de TVE, ‘El pueblo más divertido de España’, al que nos presentamos para ganar y obtener así más recursos para invertirlos en nuestro pueblo.

¿Quiénes son sus aliados a la hora de desplegar el proyecto general de desarrollo de Alanís?

Mis propios vecinos son los principales aliados, porque se han dado cuenta de que si trabajamos juntos llegaremos donde nos propongamos. Cuando faltan los recursos hay que echar mano a la manifestación y hay que redoblar el esfuerzo y el trabajo. Hemos impulsado el tejido asociacionista y la red de voluntariado, y esa es nuestra estrategia para que la actividad económica, cultural o deportiva no decaiga. Con los recursos que hay en la peor etapa para las entidades locales que nos ha tocado gobernar, tenemos 30 asociaciones y una residencia artística para mantener una programación en diversos ámbitos al nivel de cualquier gran ciudad.

¿Compensa el sacrificio que hace?

Cuando llego a casa después de un día intenso tanto en el Ayuntamiento como con los chavales de las escuelas deportivas municipales, donde soy monitor de atletismo por la tarde, me hago esa pregunta: ¿merece la pena renunciar a parte de tu vida por trabajar por este pueblo? Y después de reflexionar me doy cuenta de que sí compensa anteponer el bien común a mis propios intereses porque cuando decidí ser profesor lo hice pensando en que quería servir a los demás, y desde el Ayuntamiento es lo que hago, y recibes a cambio el calor de los vecinos, su respeto y su aprecio.

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