El caserío de La Rinconada, que lleva varios años en desuso, se rehabilitará para convertirse en un centro cívico, cultural y social “de referencia” en la provincia de Sevilla. Construida en 1929, la Hacienda Santa Cruz representa parte del patrimonio e identidad de La Rinconada. La que fuera residencia del conde de Benjumea, para pasar después a los directores que se han ido sucediendo en la fábrica de la Azucarera, se ha convertido finalmente en patrimonio municipal tras las gestiones realizadas con Ebro Puleva.
Ahora, este caserío, que lleva algunos años en desuso, «se va a recuperar para transformarlo en un centro cívico, cultural y social de referencia en la provincia de Sevilla”, apunta Javier Fernández, alcalde de La Rinconada.
«La Hacienda se convertirá en un lugar para el encuentro ciudadano, un espacio en el que fomentar la cultura y trabajar las relaciones sociales, que fortalecerá la gestión de las políticas culturales permitiendo encarar el futuro con más y mejores garantías», explica Fernández.
La rehabilitación de este edificio se llevará a cabo en varias fases, sectorizándose los ámbitos de actuación. Así, se mejorará su accesibilidad demoliendo el cerramiento y portón existentes, sustituyéndolos por una verja permeable que permita la visión del edificio desde la calle.
Este nuevo complejo cultural dispondrá de zonas ajardinadas que inviten y estimulen la práctica y la contemplación del arte y la cultura. También, acogerá un espacio escénico que ofrezca la ampliación de la programación de teatro, música, danza y flamenco; sala de exposiciones; espacios polivalentes para uso de actividades y talleres con residencias temporales de artistas y una nueva biblioteca con dimensión metropolitana y universitaria.
Además, la Hacienda busca ser un lugar para el disfrute y la convergencia ciudadana. Así, albergará espacios para uso comunitario. Tendrá, asimismo, salón de actos en el que poder celebrar eventos y ceremonias de carácter social y cultural, así como estancias administrativas y de dirección.
Se creará un centro de interpretación que represente el pasado de este espacio y de la fábrica, la repercusión laboral y económica que tuvo, sin olvidar la recuperación de nuestra memoria colectiva «y la lucha social por la dignidad, la libertad y la igualdad que nos otorga identidad», finaliza.