francis-segura-13-mayo2016

Como si fuera vecino, pared con pared, de los partidos más importantes y viviese puerta con puerta de sus sedes sociales, he sentido estos días un poquito de jaleo en los despachos y cuchicheo en los pasillos.

Pegando la oreja en la pared del cuarto de baño, se escuchaban conversaciones suculentas, en las que señores más o menos serios, tras miccionar, comentaban con el del urinal de al lado: “Vamos a apretarnos el cinturón”. Bueno, quizás no lo dijeran solamente en el baño. Quizás las carcajadas que se escuchaban después se repitieran en todos los rincones.

No puedo evitar pensar en los 140 millones de euros que los partidos quieren gastarse en vender lo mismo que vendieron hace seis meses, y que obtuvo resultados tan regulares que, todos a la vez, hemos presentado el ticket de devolución. Curiosamente, en vez de devolvernos el importe en metálico, andan repartiendo papelotes con letras gordas de palo “VALE POR UNAS NUEVAS ELECCIONES”. O sea, nos van a quitar casi trescientos millones. Los mismos que va a repartir el Banco Popular para ayudar a las PYMES, que bien podría darlos el Estado y evitarnos nuevos disgustos con el trae-y-lleva-pero-déjamelo-aquí que nos dan siempre las entidades bancarias de esta España nuestra, camisa blanca de esperanza hecha jirones, queramos o no queramos.

Trescientos millones de euros para vendernos la burra. Toma ya. La mejor transacción ganadera de la historia. Nosotros ponemos todo ese dinero y el beneficio que nos llevamos…por lo menos yo no lo veo por ningún lado. Recordaba yo la cantidad de autobuses y bocadillos para llenar los mitines, las banderitas, las credenciales, los carteles pegados en la pared (que eso ya no lo hacen casi ni las estrellas de la canción) y tantas y tantas cosas que considero suprimibles en este nuevo teatro del que sigo dudando vaya a servirnos para algo, y del que me pregunto aún qué ocurrirá si vuelve a ser un fracaso.

Estaba en la cama plácidamente tumbado mientras ponía en pie estas frases, y he tenido que levantarme. Me ha podido la incomodidad, la insatisfacción, la destemplanza. Con lo del presupuesto de la campaña electoral los partidos políticos me han dado otro disgusto. Aquí en España no contamos siquiera con el recurso de la financiación privada, porque ya sabemos lo que ocurre con esos dineritos. Total, que la burra nos la han vendido otra vez y han firmado la transferencia ellos mismos y nosotros no hemos dicho ni “esta boca es mía” ni “ese dinero me corresponde a mí”.

A mí no me consuela que la campaña sea más corta. Ni me alivia pensar que llegados esos días veremos muestras de austeridad, de naturalidad fingida con la intención de causar el escalofrío de última hora. Cuento con toda la buena voluntad del mundo, pero me sigue pareciendo que todos adopten con mayor naturalidad el necesario cambio de sistema en la política a todos los niveles. Llevamos varios días criticando veladamente el megalómano congreso del partido comunista de Corea a mayor honra y gloria de Kim Jong-un pero nos parecen imprescindibles muchos gastos que sólo sirven para rendir culto a unos líderes políticos que no fueron capaces de ponerse de acuerdo. Tenemos un Olimpo, señores, que no nos lo merecemos.

A la rueda los que vengo escuchando que han de apretarse el cinturón y, antes que eso, se bajan el pantalón hasta los tobillos para tenerlos a todos contentos. A la rueda los que han intentado, con variadas propuestas, hacernos menos gravosa la transacción animal. El 26 de junio volvemos a comprar una de las burras más caras de la historia de España. ¡Vámonos que nos vamos!

Sevillano habilitado por nacimiento, ciudadano del mundo y hombre de pueblo de vocación. Licenciado en Historia del Arte que le pegó un pellizco a la gustosa masa de la antropología, y que acabó siendo...