La Iglesia Católica acaba de cerrar uno de los procesos más trascendentales de su historia reciente con la elección de su nuevo pontífice tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco. El cónclave, que comenzó entre la expectación mundial y dos fumatas negras iniciales, culminó con la elección de Robert Francis Prevost, el primer Papa estadounidense.
Con el mundo católico aún asimilando este relevo histórico, surge inevitablemente una pregunta que siempre despierta curiosidad en estas ocasiones: ¿Cuál ha sido el cónclave más largo y cuál el más breve de la historia de la Iglesia?
Casi tres años para elegir al Papa Gregorio X en el cónclave de 1271
El cónclave más longevo data de 1268, cuando en la pequeña localidad italiana de Viterbo tardaron dos años y nueve meses en elegir a un papa -salió Gregorio X- por los conflictos que habían en la época entre los cardenales italianos y franceses.
De hecho, después de esa experiencia, se reformó el proceso de elección papal mediante la Constitución Ubi Periculum, naciendo el termino cónclave, del latín cum clave, que significa «cerrado».
Más allá de esa reforma, de forma curiosa se impuso que, si en tres días no había elección, la comida se reduciría a un solo plato; y si tras otros cinco días no se alcanzaba un acuerdo formal, los cardenales solo recibirían pan, agua y vino.
Otro cónclave longevo fue en 1314 cuando duró más de dos años, en concreto dos años y tres meses fue el de Lyon. La continua división entre italianos, franceses y gascones hizo que este procedimiento tardará mucho tiempo con la decisión final del Papa Juan XXII.
Julio II solo tardó 10 horas en ser elegido
Para conocer el cónclave más breve hay que remontarse a 1503 cuando en el mismo día del procedimiento hubo fumata blanca, durando solo diez horas. El Papa que salió finalmente fue Julio II.
Otro de los cónclaves más breves fue en el pasado siglo XX cuando en 1936 Pio XIII salió elegido como Papa en un sólo día, con tres votaciones y una mayoría de tres tercios exactos.