El discurso de Navidad del Rey Felipe VI este 24 de diciembre de 2025.

El rey Felipe VI ha centrado su discurso de Navidad de este 24 de diciembre de 2025 en una firme llamada a la convivencia, el respeto y el diálogo, en un contexto nacional e internacional marcado por la confrontación política, la desafección ciudadana y los conflictos armados. El mensaje ha coincidido, además, con el 50 aniversario del inicio de la democracia en España, tras la muerte del dictador Francisco Franco, una efeméride a la que el monarca ha dado un peso central en su intervención.

El Rey ha recordado que la Transición fue posible gracias a «la voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo» y al coraje de quienes, «aun con sus diferencias, supieron salvar sus desacuerdos». Ese espíritu de consenso, ha señalado, permitió consolidar en España «las libertades democráticas, el pluralismo, la descentralización, la apertura hacia el exterior y la prosperidad», un camino que, ha advertido, no debe darse hoy por garantizado.

Advertencia ante la crispación política

En un año que abre un nuevo ciclo electoral, Felipe VI ha señalado que los ciudadanos «perciben que la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección». Una situación que, ha subrayado, «no se resuelve con retórica ni voluntarismo» y que requiere un ejercicio de responsabilidad, especialmente por parte de quienes ocupan cargos públicos.

El monarca ha insistido en que la convivencia democrática «es una construcción frágil» y ha defendido que su cuidado debe ser una tarea diaria de toda la sociedad. En este contexto, ha alertado de que «los extremismos, los radicalismos y los populismos se nutren de esa falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades y del desencanto con el presente».

Vivienda y preocupación social

En el plano interno, el Rey ha hecho referencia a la crisis de la vivienda, señalada como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos. Sin entrar en medidas concretas, ha reclamado que las políticas públicas sitúen «la dignidad del ser humano, especialmente la de los más vulnerables, en el centro».

Un mundo convulso e inestable

El mensaje ha tenido también una mirada internacional. Felipe VI ha descrito un mundo «convulso», con el multilateralismo y el orden mundial en crisis, en referencia a los conflictos armados y a la creciente tensión geopolítica, un escenario que, ha advertido, alimenta la desconfianza en las instituciones democráticas.

Un llamamiento directo a la ciudadanía

En uno de los momentos más personales del discurso, el Rey ha interpelado directamente a los ciudadanos: «Preguntémonos, sin mirar a nadie: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?».

Felipe VI ha pedido respeto en el lenguaje, escucha activa y ejemplaridad por parte de los poderes públicos, enlazando estos valores con el espíritu navideño de la empatía. Ha cerrado esta reflexión con una frase que resume el núcleo de su mensaje:
«En democracia, las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas».

El Rey ha concluido su discurso trasladando sus mejores deseos para las fiestas y el nuevo año, en nombre propio, de la reina y de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.