Matías Almeyda compareció ante los medios en la víspera del estreno copero del Sevilla FC frente al Toledo. El entrenador argentino se mostró sereno pero autocrítico, repasó los errores cometidos en los últimos encuentros y destacó la necesidad de mejorar el juego y mantener la concentración. También subrayó su respeto por el rival de menor categoría y la ilusión con la que afronta una competición que, según sus palabras, «da mucho y también quita mucho».
Errores que se analizan y se corrigen
El técnico sevillista comenzó su intervención reconociendo los fallos que han afectado al equipo en las últimas jornadas. «Los errores los miramos, los hablamos, tratamos de corregirlos, y a veces pasa», explicó con naturalidad. Almeyda evitó dramatismos y señaló que lo importante es insistir en el trabajo diario para fortalecer la identidad del grupo y evitar que un error individual condicione el resultado colectivo.
El argentino lamentó la falta de claridad en el último partido y admitió que al equipo le costó generar juego fluido y profundidad ofensiva. «Nos faltó más claridad y continuidad en el juego», reconoció. A su juicio, el problema no fue únicamente el fallo puntual, sino la falta de ritmo y precisión para crear peligro ante la portería rival.
También tuvo palabras de comprensión para Carmona, protagonista de una jugada que costó caro. «El error que se comete es en comparar. Dani Alves hay uno solo. Carmona tiene su manera y va a ser un gran jugador», afirmó, defendiendo la madurez del futbolista y su humildad para aprender. «Ganamos todos y perdemos todos», añadió con firmeza.
Para Almeyda, lo esencial es mantener la calma y seguir profundizando en el juego. «En todos los partidos hay errores, pero lo importante es cómo se responde ante ellos», dijo. Su mensaje fue de autocrítica, pero también de unidad: un equipo que asume sus fallos y los transforma en aprendizaje.
Entre la ilusión y la realidad
El entrenador analizó con detalle el último encuentro en Anoeta, donde reconoció que el equipo alternó momentos de entusiasmo con pasajes de realidad. «Desde la pizarra no se gana ningún partido; hay que entrenar, trabajar y corregir», declaró. Almeyda aseguró que el equipo entrega todo lo que tiene, pero admitió que, en ocasiones, la falta de fútbol y claridad les ha impedido plasmar su propuesta en el campo.
«El primer tiempo fue impreciso, el terreno no ayudó, y eso cortó el juego», explicó, consciente de que el equipo debe mejorar la circulación del balón y la profundidad ofensiva. Destacó la importancia de tener posesión, pero con intención de lastimar, no solo de acumular pases. «Si tienes el balón sin hacer daño, son solo números», reflexionó con autocrítica.
Almeyda insistió en que su objetivo es lograr un equipo «reversible», capaz de defender bien y, al mismo tiempo, generar peligro en ataque. «Quiero que mis jugadores corran mejor para correr menos, que jueguen con inteligencia», comentó. El argentino busca equilibrio entre intensidad, calidad y eficacia.
Finalmente, destacó que el grupo es consciente de su situación. «Estamos en una posición media de la tabla, sabemos lo que hay que mejorar y lo que no debemos dejar de hacer», dijo. Esa autoconciencia, sumada a la ilusión por competir, será la base para recuperar confianza y estabilidad.
La importancia de la concentración y las jugadas a balón parado
Almeyda se detuvo también en un aspecto clave: las acciones a balón parado. Recordó que el gol encajado de córner fue producto de falta de concentración, algo que el cuerpo técnico trabaja a diario. «Le dedicamos una hora previa a cada partido para analizar y ejercitar acciones defensivas y ofensivas», explicó. Para el argentino, la precisión y la atención en cada jugada marcan la diferencia entre ganar y perder.
El técnico reconoció que en pretemporada ya habían tenido éxito con este tipo de jugadas y que insistirán en mejorar los movimientos. «De balón parado se definen campeonatos, partidos, copas del mundo…», recordó con convicción. Para él, este tipo de acciones son una extensión del juego y una muestra de disciplina colectiva.
Además, destacó la importancia de la concentración durante los noventa minutos. «Un segundo de distracción puede cambiar todo», advirtió. La exigencia que pide a sus jugadores pasa por mantener el foco en cada detalle, tanto en ataque como en defensa, para evitar repetir errores que puedan comprometer el resultado.
Por último, Almeyda insistió en que la concentración no solo se entrena, sino que se demuestra en la cancha. «Es una cuestión de actitud y respeto hacia el trabajo. Si estás concentrado, el juego fluye y los errores se reducen», concluyó.
Respeto al rival y valor de la Copa del Rey
En cuanto al partido ante el Toledo, Almeyda dejó claro que el Sevilla afronta la Copa del Rey con máxima seriedad. «Con alegría y respeto. Son torneos que dan mucho y quitan mucho. Se deben tomar con máxima concentración y muchas ganas», expresó. El técnico recordó su propia experiencia en el fútbol argentino para explicar el valor de los equipos modestos: «Sé lo que sienten los jugadores de esas categorías; es su oportunidad para mostrarse».
El entrenador resaltó que no subestimarán al rival y que el respeto es la base del deporte. «Cada rival merece respeto, sin importar la categoría. Si ellos juegan con ilusión, nosotros debemos hacerlo con igual intensidad», afirmó. Almeyda insistió en que la Copa es un escenario donde la concentración y el carácter pesan tanto como la calidad.
Sobre las rotaciones, explicó que habrá cambios en el once titular, pero sin perder la ambición. «Actuarán jugadores que no vienen jugando seguido, pero trataremos de poner el equipo para ganar. Necesitamos ganar», reconoció. Su plan pasa por dar oportunidades, pero sin descuidar el resultado.
Finalmente, destacó el valor emocional del torneo. «He ganado copas similares en otras ligas y siempre las he tomado con respeto. Es una competencia que premia al que más se entrega», dijo. Con esa mentalidad, Almeyda quiere que su Sevilla muestre compromiso y orgullo en cada acción del juego.
La agresividad futbolística como identidad
Antes de cerrar su comparecencia, Almeyda respondió a las críticas sobre la agresividad del Sevilla. «Está bueno aclararlo. Somos un equipo agresivo futbolísticamente, no de pegar», puntualizó. Según el técnico, su idea de agresividad se basa en la intensidad para disputar cada balón, no en la dureza física. «Queremos que el rival no juegue, no lastimar», insistió.
El argentino reconoció que el equipo ha recibido muchas tarjetas amarillas, pero se negó a justificarse. «Si hubo amarillas, por algo fue. Pero no somos un equipo pegador», afirmó con serenidad. Para Almeyda, la agresividad forma parte del carácter competitivo del grupo y de su manera de entender el juego.
También destacó que sus jugadores compiten con nobleza. «Ninguno de los nuestros tiene mala intención. Hacemos faltas tácticas, como todos. Si hay que amonestar, que amonesten, pero nadie va con mala fe», comentó. Con esto, defendió la actitud del equipo, basado en el esfuerzo y la concentración.
Almeyda cerró su discurso reivindicando la identidad del Sevilla. «Queremos disputar cada pelota como si fuera la última, con respeto y entrega. Esa es nuestra forma de entender el fútbol», concluyó. Su mensaje, entre la autocrítica y la convicción, dejó claro que el equipo busca reencontrar su mejor versión desde la base del compromiso, la concentración y el respeto.
