En el Sevilla FC se ha abierto un debate que va más allá de los resultados. Juanlu Sánchez, uno de los talentos más prometedores de la cantera nervionense, ha pasado de ser el «experimento» favorito de García Pimienta a convertirse en una pieza más estructurada bajo la pizarra de Matías Almeyda. El propio técnico argentino lo ha dejado claro: «No me planteo poner a Juanlu en el centro del campo, no me gustan los experimentos.» Una frase que suena a palo directo a su antecesor y que resume el cambio de filosofía en Nervión.

Bajo las órdenes de García Pimienta, el joven del Sevilla FC vivió una de sus mejores etapas futbolísticas. El técnico catalán apostó por su desparpajo, lo adelantó unos metros y lo convirtió en un jugador híbrido entre lateral y mediocampista. Aquel experimento táctico sorprendió a muchos, pero los números avalaron la decisión.

En la temporada 2024-25, Juanlu Sánchez disputó 35 partidos, firmó 4 goles y 3 asistencias, con un 78 % de acierto en el pase y un promedio de 1,2 pases clave por encuentro. Pimienta lo utilizó como un comodín que aportaba profundidad, desequilibrio y polivalencia. Su actuación estelar llegó ante el Valladolid, donde firmó un doblete y fue ovacionado por los sevillistas.

García Pimienta creía que el canterano debía explorar su instinto ofensivo. Lo convirtió en un futbolista libre dentro del sistema, un experimento controlado que potenció al equipo y dio brillo a la cantera del Sevilla FC.

El aterrizaje de Matías Almeyda trajo consigo una filosofía diferente. Más pragmática, más estructurada. El argentino no quiere inventos ni riesgos posicionales: cada jugador debe cumplir su rol con precisión. Y ahí Juanlu Sánchez ha perdido parte de su libertad creativa.

Este curso 2025-26, el jugador del Sevilla FC acumula 6 partidos oficiales y 401 minutos, con 1 asistencia y sin goles. Su promedio ofensivo ha descendido: 0,4 centros precisos por partido y menos intervenciones en campo rival. En cambio, ha crecido en solidez defensiva, con 5,2 recuperaciones por encuentro y un 82 % de éxito en duelos defensivos.

«No me gustan los experimentos», dijo Almeyda con firmeza. Y la frase, más allá del gesto, deja claro que su plan no pasa por repetir los movimientos arriesgados de García Pimienta. Prefiere un equipo ordenado, vertical y sin improvisaciones.

El caso de Juanlu Sánchez refleja dos maneras de entender el fútbol dentro del Sevilla FC. Para García Pimienta, el jugador era un diamante al que había que dejar expresarse; para Matías Almeyda, es una pieza que debe encajar en el engranaje colectivo.

El primero veía un mediocampista encubierto; el segundo, un lateral puro con proyección defensiva. La frase del argentino suena a dardo: el experimento ha terminado. Ahora toca madurar bajo un sistema que prima el equilibrio sobre la inspiración.

Entre los aficionados del Sevilla FC, la discusión está viva. ¿Debe Juanlu Sánchez recuperar aquella libertad que le permitió destacar con García Pimienta, o seguir el camino de disciplina que marca Matías Almeyda?

Los datos revelan el contraste: menos aportación ofensiva, más solidez defensiva. Menos improvisación, más orden. El experimento ha dado paso a la estructura, y con ello llega una nueva versión de Juanlu: menos brillante, pero más fiable.

Quizás el tiempo decida quién tenía razón: el entrenador que quiso reinventarlo o el que prefirió consolidarlo. En cualquier caso, el futuro del canterano seguirá siendo uno de los grandes focos del Sevilla FC esta temporada.