El Sevilla FC encara su partido frente al RCD Mallorca con el aire fresco que dejó el triunfo ante el FC Barcelona, pero Matías Almeyda no quiere relajación. En la rueda de prensa previa, el entrenador argentino mantuvo su discurso sereno, lleno de reflexión y sentido común, pidiendo equilibrio, humildad y una mirada a largo plazo. Sin grandilocuencias, Almeyda dejó claro que el camino del Sevilla es el del trabajo diario y la estabilidad emocional, sin dejarse arrastrar por los extremos del éxito o la derrota.
Almeyda comenzó repasando la victoria ante el Barcelona con una sonrisa moderada. «Los triunfos siempre traen felicidad, y el último trajo mucha por muchos motivos: por el rival, porque no ganábamos de local, por la manera, porque jugamos bien», explicó el técnico. Pero acto seguido bajó las pulsaciones: «Es un partido. Son tres puntos y nada más. Ni tan bueno cuando ganas, ni tan malo cuando no». Fiel a su filosofía, el entrenador sevillista evitó la euforia y recordó que lo importante es mantener un equilibrio emocional que permita al grupo crecer paso a paso. «Buscamos un camino de identidad propia, de conseguir puntos, que es lo que más interesa a este Sevilla que viene levantando poco a poco», añadió.
El argentino habló también del aspecto mental del equipo, insistiendo en la estabilidad emocional como eje central del proyecto: «No hay que tener miedo a la derrota, ni temor al triunfo. Trabajamos para el triunfo. Hay que tener una estabilidad emocional en los dos tipos de resultados». Almeyda, siempre reflexivo, insistió en no caer en los vaivenes del resultado: «Cuando se gana, es todo lindo, y cuando se pierde se cambia muy rápido de pensamiento. Yo lo analizo desde otro lugar, no me subo a ningún carro, tampoco me bajo». El técnico confesó que su objetivo es mantener la coherencia: «Busco un equilibrio para ser coherente con mis pensamientos, actos y hechos. Y no es fácil».
Preguntado por el rival, Almeyda evitó cualquier mensaje de superioridad, pese a que el Mallorca llega colista: «Tratamos de estudiar a todos los rivales. Todos han jugado de una manera diferente. No veo una diferencia grande entre Mallorca y nosotros. Estamos iguales, muy parecidos». El técnico subrayó que la clave está en no dejarse engañar por la clasificación: «El que piense que estamos arriba o abajo está equivocado. Va a ser un partido difícil como todos». Y volvió a poner el foco en la humildad: «Este proceso debe ser largo, porque los cambios en la vida, en el fútbol, se construyen con tiempo, en equipo. No hay uno que sea el salvador, somos un grupo: hay dirigentes, director deportivo, un staff y los jugadores son los protagonistas».
El triunfo ante el Barça sirvió para liberar tensión, pero Almeyda aseguró que sus futbolistas siguen con hambre: «Veo un grupo humilde, que quiere seguir, que no se quedó con el triunfo ante el FC Barcelona, más allá de que ese triunfo se debía festejar. Festejar a su medida, porque rompiste una racha y parecía que la goleada iba a ser al revés». El argentino destacó la madurez del vestuario: «Siendo conscientes de dónde estamos jugando, cómo y cuál es el primer objetivo».
Sobre el reciente parón liguero, Almeyda lo tomó con naturalidad: «Cuando vas ganando es lindo seguir, pero también relajarse un poco. Nos adecuamos a los tiempos. Nos da felicidad que nuestros jugadores participen en sus selecciones. Si veo feliz a los jugadores que entreno, siempre es más fácil». El entrenador destacó que todos regresaron en buen estado y que la energía del grupo se mantiene positiva.
Almeyda también repasó la situación individual de algunos futbolistas. Sobre Carmona, comentó: «Hablé con él en pretemporada y estoy contento con el cambio. Cuando hace lo que tiene que hacer, es genial». En cambio, fue claro con Juanlu: «No lo veo en el medio, no me gustan los experimentos». Sobre Nianzou, explicó: «Empezó a entrenar con el grupo, pero sintió una molestia y hemos preferido que pare para no forzar. Esperemos que esté para el siguiente partido». Y respecto a Jordán, se mostró comprensivo con su proceso de recuperación: «Jugaba todos los partidos, pero entrenándose poco por la lesión. Siguió jugando con esa lesión hasta que tuvo que operarse. Viene de un proceso largo sin poder alcanzar su nivel físico».
En un discurso fiel a su estilo, Almeyda volvió a dejar su sello: serenidad, trabajo y sentido de equipo. Sin grandes titulares, pero con convicciones firmes, el técnico argentino transmite una filosofía clara: equilibrio, humildad, triunfo, grupo y camino. El Sevilla se reconstruye paso a paso, con los pies en la tierra y la mirada puesta en el futuro inmediato. El reto, ahora, es mantener ese espíritu ante el Mallorca y demostrar que la estabilidad emocional también se traduce en continuidad futbolística.
