Después de unos días de espera que impregnó de incertidumbre la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, Alexis Sánchez finalmente se subió al césped del Sevilla FC. Tras superar los obstáculos administrativos que impidieron su participación en las primeras sesiones colectivas, el veterano delantero chileno protagonizó un primer entrenamiento lleno de gestos esperanzadores, dejando atrás la idea de que los trámites interpuestos por LaLiga —que lo mantenían como “validado provisional” en la inscripción— seguían frenando su incorporación al equipo.
Durante el entrenamiento, Sánchez mostró destellos de su experiencia: movilidad, coordinación y, sobre todo, una actitud férrea que pareció transmitir confianza al grupo. Muchos de sus nuevos compañeros, incluidos otros fichajes recientes como Fabio Cardoso o Batista Mendy, lo observaron con atención, conscientes del valor que aporta un jugador de su currículum. Fue precisamente ese bagaje el que justificó su llegada para reforzar el ataque de un Sevilla en transformación, tal como destacó el director deportivo Antonio Cordón.
Entrenamiento
La palabra “entrenamiento” cobró entonces otro sentido para el chileno: ya no era el sinónimo de ausencia, como durante los días en que los trámites lo mantuvieron al margen, sino un símbolo de reencuentro y puesta a punto. Alexis no solo se entrenó técnicamente: su sola presencia implicó un mensaje de liderazgo y serenidad para un entorno ansioso por resultados. Según pudo verse, Almeyda dirigió la sesión con cuidado, integrando al nuevo refuerzo sin prisa, sin forzar su físico y permitiéndole adaptar su cuerpo y mente al nuevo contexto.
Ahora, la clave será mantener ese nivel de energía en los siguientes entrenamientos y traducirlo en minutos útiles durante los partidos. Alexis Sánchez ha dejado atrás los problemas burocráticos y ha comenzado a participar del Sevilla, con la ilusión de aportar goles, experiencia y determinación a un proyecto que aspira a crecer desde dentro.