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El Sevilla FC se adelantó en una primera parte sensacional, pero se dejó empatar al filo del descanso y en la reanudación se vio superado en un trepidante golpe a golpe en el que Messi se impuso por encima de todos. Los nervionenses buscaron el empate hasta el final y pudieron lograrlo en un penalti no señalado sobre Correa.

El Sevilla FC cayó en un trepidante encuentro ante el FC Barcelona. Lo hizo de pie, batallando hasta el último suspiro, muriendo en el área de Ter Stegen, pero pereciendo finalmente después de haber hecho un encuentro en el que, sobre todo por su enorme primera parte, mereció algo más que la derrota.

No se puede hablar de injusticia, porque en el fútbol lo que valen son los goles y eso es lo que le faltó al Sevilla en un primer acto espectacular que sin embargo estuvo falto de contundencia. El Sevilla hizo muchas más cosas bien que mal, por momentos incluso lo bordó, pero ante el Barça sólo vale la perfección.

Como en la final de la ida de la Supercopa, el Sevilla FC salió con las ideas claras, presionando con acierto y metiendo miedo al Barcelona desde el principio. En el minuto 15 Vitolo fulminaba al Barça después de una rápida contra sevillista, iniciada por Sarabia. El gol se veía venir, porque el Sevilla mordía y cuando recuperaba salía embalado hacia arriba.

El partido estaba más que controlado y la sensación era de que el segundo estaba mucho más cerca que el empate. El propio Vitolo tuvo una ocasión que podría haber hecho mucho daño, aprovechando el Sevilla otra buena recuperación en la presión. El canario la tuvo en un disparo desde el punto de penalti. Lo que son las cosas, al minuto el Barcelona, aparentemente desconectado, revivió con un gol de Messi que dejaba en nada la notable superioridad de los hispalenses en el primer acto.

En la reanudación el partido empezó bravo. El Barcelona salió volcado y el intercambio de golpes se acentuó. El partido se partió. Rico salvó varias ante Messi, Nasri tuvo el segundo en sus botas, y finalmente Suárez convirtió el tanto de la victoria de los azulgrana, demostrando que a pegada es difícil igualar a los catalanes.

El gol del uruguayo dejó momentáneamente tocado al Sevilla. Rico, que hizo un partidazo, evitó el 1-3 de Suárez. La cosa se ponía fea, porque en el centro del campo Nzonzi se veía desborado, en parte por el hecho de que Messi jugaba prácticamente de mediocentro y generaba una superioridad en la zona ancha difícil de combatir.

Sampaoli movió el banquillo. Ganso salió para ganar control, pero no fue el brasileño sino Nzonzi quien tuvo el empate, con un cabezazo que se fue lamiendo el palo derecho de Ter Stegen. Iborra fue el segundo cambio, esta vez por Nasri, con la misma intención de lograr presencia en la divisoria. Correa fue el último reemplazo, por Sarabia.

Con lo poco que le quedaba, el Sevilla cargó con todo, tirando de corazón y muriendo con las botas puestas. El empate pudo haber estado en un claro penalti de Umiti sobre Correa cuando el choque agonizaba. Pero no era la noche de un Sevilla que hizo mucho para ganar, demasiado incluso, pero que este domingo no tuvo su noche, sobre todo en una primera parte en la que rozó la perfección y sin embargo, por falta de contundencia, se fue al descanso con unas tablas que a la postre fueron fatales.

 

Crónica facilitada por el Sevilla FC