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El Sevilla cayó en un partido que tuvo una segunda parte de infarto en la que el intercambio de golpes dio el triunfo al Villarreal.

El Sevilla no toca fondo y esta noche de nuevo salió derrotado, esta vez tras un encuentro alocado que pudo caer de cualquier lado. El Villarreal se apuntó los tres puntos, tras una primera parte igualada y una segunda que fue una verdadera ruleta rusa en la que los riesgos que tomó el Sevilla acabaron pasando factura, si bien los nervionenses tuvieron ocasiones de sobra para haberse puesto 2-1. Pero el acierto fue para los amarillos y el equipo una vez más acabó desangrado, preso de la impotencia y la frustración.

Se esperaba ante el Villarreal la ansiada reacción, un día de luz, el choque del borrón y cuenta nueva, porque pese a todos los tropezones acumulados en esta campaña, todavía no era demasiado tarde para incorporarse a la pelea por la Champions… Pero en el minuto 20, un remate de Borja Valero llegando desde atrás, haciendo bueno un magnífico servicio de Ángel, cambió el aura del Sánchez Pizjuán.

El congojo se estableció en el ambiente. El Sevilla, que comenzó alegre con una acción individual de Manu del Moral, para ese momento ya estaba desdibujado, sin orden en sus avances, excesivamente tenso, básicamente porque el centro del campo lo fue perdiendo con el avance del cronómetro. La inercia negativa aparecía demasiado pronto…

Sin embargo, apareció Navas y comenzó su recital de unos contra unos hasta que en el 32 un centro raso y potente del palaciego fue desviado al fondo de la red por Bruno. Y ahí reaccionó el equipo, con voluntad, sobre todo, a base de cóners y empuje, pese a que el marcador no se movió antes del intermedio y que Varas tuvo que sacar un pie izquierdo de lujo para evitar un gol a disparo cruzado de Joselu.

En el descanso llegó la revolución. Nadie podía imaginar lo que se tramaba en el vestuario local. Trochowski y Reyes saltaron al campo por Coke y Medel. El Sevilla se disponía a jugar la segunda parte con una defensa de tres, prescindiendo del lateral derecho. El atrevimiento era tremendo por parte de Marcelino y no hubo que esperar mucho para comprobar el alto riesgo de la táctica escogida, pues el Villarreal olió la sangre y volcó todas sus envestidas por la izquierda. Borja Valero, totalmente solo, perdonó en el minuto ocho.

Fue un primer aviso y a partir de ahí el partido se transformó en un corre calles, porque cuando el Villarreal embestía, lo hacía con muchos efectivos y a la contra, sobre todo gracias a Navas y Reyes, el Sevilla salía veloz y con mucho peligro. Una acción conjunta de Reyes, Navas y Kanouté fue detenida por Diego López.

En la siguiente jugada, Musacchio al palo… el choque era una auténtica locura. Navas responde de nuevo, con un centro que cabecea Negredo y saca milagrosamente Diego López, quien de nuevo se luce ante un extraño que hace una fortísima falta ejecutado por Trochowski.

El choque se aproximaba a su final y daba la sensación de que el Sevilla se lo podía llevar, aunque cierto es que la incertidumbre reinaba en el césped del Sánchez Pizjuán, donde podía pasar cualquier cosa. Y pasó la más desagradable para los intereses locales. En el minuto 81, Camuñas apuntilló los ánimos del respetable. El Villarreal, aprovechando su superioridad en las salidas rápidas a la contra, hizo el segundo, con certero remate de Camuñas y ahí se desinfló la esperanza, porque el esfuerzo excepcional de los sevillistas en el ida y vuelta de la segunda parte se había quedado en nada.

Poco cambiaron las cosas desde el tanto de Camuñas. El Sevilla ya estaba derrotado antes del pitido final, tal vez por verse perdedor en un intercambio de golpes en el que se desfondó sin ningún tipo de rédito. Lo peor de todo es que ya son siete choques consecutivos sin ganar.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...