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El Sevilla hizo muy poco para ganar. Tuvo sus momentos, sobre todo en el inicio y final del choque, pero le faltó la intención necesaria para imponerse.

El Sevilla ha empatado en Mallorca a cero, resultado que otorga un punto a las cuentas nervionenses, lo que es sin duda la mejor noticia de un choque que deja poco, muy poco, en lo futbolístico.

El equipo salió bien, con el balón controlado, pero transmitió muy poca certidumbre en sus avances, careció de profundidad y ocasiones y acabó cediendo terreno a un conjunto local que en la reanudación tuvo ocasiones para llevarse el choque, apareciendo de nuevo, una vez más, la figura salvadora de Javi Varas. El punto, al principio del choque podía considerarse poco botín, pero tras lo ocurrido en Palma hay que calificarlo como positivo, sin duda.

El primer acto tuvo más lluvia que otra cosa. El espectáculo futbolístico se redujo a más intentos que hechos. El Sevilla dominó el tiempo del choque hasta poco antes del descanso, pero lo hizo contenido, sin la ambición necesaria para marcar la diferencia.  Había dominio, absoluto, pero no llegadas. Los nervionenses, con Rakitic más presente que en otros encuentros anteriores, bascularon todo su potencial hacia la derecha. Y lo hicieron bien, porque Cáceres y Jesús Navas se sintieron cómodos y crearon mucho juego, aunque, poco peligro.

En los primeros siete minutos, el conjunto de Marcelino ya había botado tres saques de esquina, buena prueba de quién estaba al mando. Pero ocasiones, lo que se dice ocasiones, tuvieron muy pocas los andaluces. Manu del Moral, que se fajaba solo pero con mucha inteligencia, dispuso de una gran oportunidad, tras robarle la cartera a su par dentro del área, pero cuando se disponía a encarar a Aouate se resbaló. Poco después, Trochovski culminó una muy buena jugada colectiva con un pase de la muerte al que no llegó nadie…

Esa ausencia de precisión y afán envolvió el juego nervionense durante el primer acto, mientras que el Mallorca se limitó a esperar y presionar con mucha agresividad en la salida de balón, hasta que a diez del intermedio se sintió poderoso y puso cerco al área de Javi Varas, con cierto peligro, sobre todo cuando Nsue probó desde fuera al de Pino Montano, respondiendo este con una certera intervención.

En la reanudación el Mallorca salió bravo. De la intensidad en la presión pasó a asentarse en el campo contrario. El equipo de Marcelino lo pasó mal en el arranque de la segunda parte, mientras que el de Caparrós buscó el gol tanto a balón parado como en jugada. El Chori Castro sin duda era el eje de todas sus operaciones. Y ante el uruguayo Javi Varas tuvo que emplearse a fondo en varias ocasiones.

Al Sevilla le costó sacudirse del dominio local y de hecho hasta el ocaso del choque no consiguió retomar el control definitivamente, porque el partido se convirtió en un correcalles, un toma y daca en el que casi siempre golpeaban los bermellones. El Chori Castro, cazando un rechace que se perdió en la defensa, y sobre todo Alejandro Alfaro, en el 63, con un control de pecho majestuoso que luego mandó a las nubes, y en el 67 tuvieron el gol en sus botas. En esa última ocasión Varas de nuevo fue providencial, pues cuando el onubense se disponía a remachar en el área chica, el portero tapó de maravilla y salvó los muebles.

En esa tesitura, viendo como el Mallorca cada vez evidenciaba más su superioridad en el centro del campo, Marcelino decidió cambiar, y sacar a Campaña y Luis Alberto por Rakitic y Trochowski. La mejoría no se hizo esperar, porque los canteranos dieron aire nuevo. Campaña aportó mucho oxígeno con su buena distribución y Luis Alberto tuvo pretensiones arriba, algo que al equipo, por su descaro, le sentó muy bien. En cierta medida el Sevilla se rehizo y buscó el tanto de la victoria. Navas la tuvo en el 83 y también Manu del Moral tras una jugada a balón parado, que fue a lo que se acabó agarrando el equipo para lograr el triunfo, ya con Fazio y su altura en el campo, tras dar relevo a Medel.

Pero incluso con el viento a favor, porque el Mallorca en el tramo final ya había bajado a los brazos, el Sevilla no hizo lo suficiente, pese a tener varias contras con superioridad. No hubo ocasiones claras y la victoria siempre se antojó lejana. En definitiva, el equipo ofreció poco. Tuvo sus momentos, sobre todo en la primera parte, controlando el balón y el partido completamente, pero no exhibió progresión ni intención, apenas sin opciones de gol. El empate hay que darlo por bueno porque ciertamente no se hizo demasiado para ganar.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...