El Atlético de Madrid sometió al Real Betis a base de contras y usar el autobús después del dos a cero a favor. Los del Cholo hicieron un partido impecable atrás y Simeone y Baena decidieron el partido en dos jugadas puntuales.
El esférico comenzó a rodar en La Cartuja tras guardar un minuto de silencio en memoria del socio número cinco de la entidad y a la joven Sandra Peña, fallecidos recientes que pasaron a formar parte del cuarto anillo. A los tres minutos del pitido inicial, el Atlético de Madrid asestó el primer golpe. Tras varios rechaces, Giuliano Simeone aprovechó su oportunidad y empaló uno de ellos desde el borde del área con una volea sensacional, cuya potencia hizo inútil la estirada de Pau López. El gol se convirtió en el pretexto perfecto para que los colchoneros jugaran a lo que más les gusta: la contra. Mientras el Real Betis buscaba avanzar en zona, los de Simeone aguantaban replegados en busca de un fallo que aprovechar. En uno de estos, un chut cruzado de Nico González estuvo cerca de convertirse en el segundo para los visitantes.
Traspasada la mitad del primer acto, el Betis era dominador absoluto de la pelota y el Atleti seguía encerrado en su campo. El mayor aviso de los heliopolitanos hasta el momento llegó desde las botas de Abde. El extremo marroquí disparó raso, fuerte y colocado al palo largo de Oblak, pero el esloveno hizo gala de que es uno de los mejores porteros del mundo y sacó una mano increíble para evitar la igualada. Entre que los rojiblancos estaban muy compactos y no dejaban de perder tiempo cada vez que el balón se paraba por cualquier motivo a su favor, la afición local perdía la paciencia y se hacía notar en cada acción. Amrabat salvó a los béticos con un repliegue defensivo espectacular, cortando un contragolpe en el que Simeone se marchaba solo como una bala hacia el arco. El corte fue digno de aparecer en las escuelas de fútbol.
Al borde del descanso, afloró la polémica. Todo el Betis pedía penalti después de que Giménez agarrara a Natan dentro del área y, en la misma jugada, Julián Álvarez salió como una gacela por la banda para asistir a Baena, que con un remate excepcional marcó con efecto por toda la escuadra. El colegiado salió pitado por todo el estadio al entrar todos los protagonistas a vestuarios. Esta última jugada sería un golpe anímico de doble filo para los locales, que veían cómo su dominio después de recibir el primer tanto no sirvió para cambiar el marcador.
Manuel Pellegrini introdujo a Lo Celso por Marc Roca en la reanudación del juego en el Estadio Olímpico. Con esta sustitución, el Ingeniero retrasaba a Fornals para tratar de crear más juego desde de medular. El cambio parecía dar sus frutos y el Betis avisó en un par de ocasiones al Atleti de que no iban a bajar los brazos. Con los verdiblancos monopolizando el control de la pelota, su rival solo podía frenar el partido mediante faltas y en una de ellas, llegaría una oportunidad clarísima para el conjunto sevillano. Ez Abde tomó la responsabilidad de lanzar una de las infracciones, a más de 30 metros de la portería rival, y con un chut enérgico, estrelló el balón en el larguero.
Llegado el ecuador del segundo tiempo, el Atlético seguía su plan de juego con el autobús particular, permitiendo muy poco a un Betis que jugaba siempre en campo visitante, pero sin resultar en acercamientos a la meta contraria. La defensa madrileña se despistó en una ocasión y Lo Celso pudo recortar distancias con un chut a bocajarro, pero Oblak le negó el gol. Los colchoneros fueron impenetrables hasta el final y el esfuerzo de los locales fue insuficiente para hacerle daño a un equipo de verdaderos gladiadores.
