KRC Genk y Real Betis empataron a cero en un choque francamente plano. Los locales pudieron llevarse la victoria en una ocasión puntual, pero ninguno de los dos equipos supo manejar sus armas ofensivas para dar problemas reales a los respectivos guardametas rivales. Ni siquiera las modificaciones cambiaron el guion del partido.
El balón comenzó a rodar en Bélgica bajo unas condiciones meteorológicas adversas, marcadas por la lluvia y el frío. El primer cuarto de hora del encuentro transcurrió con notable calma, aunque el Real Betis fue asentándose sobre el césped, imponiendo su ritmo y ganando terreno de forma paciente. El Genk, que había propuesto una presión alta en los compases iniciales, se vio obligado a retroceder y agruparse en su campo ante el control visitante. Sin embargo, el ritmo general era excesivamente pausado y las pocas jugadas de ataque morían rápidamente en las inmediaciones de ambas áreas.
El guion del partido no varió hasta los últimos instantes de la primera mitad. Fue entonces cuando varios errores en la salida de balón de ambos equipos provocaron desajustes y generaron espacios. Si bien estas acciones no se tradujeron en ocasiones claras de gol, sí permitieron ver algunos disparos a puerta y transiciones rápidas que rompieron brevemente la monotonía del choque antes de que los equipos se retiraran a vestuarios.
Tras el descanso, el Genk mostró una cara completamente distinta y asumió el protagonismo. Los belgas tomaron la iniciativa en ataque y generaron la primera gran ocasión del partido, cuando Nkuba recogió un balón rebotado en la frontal del área y armó un potente disparo que obligó a Álvaro Valles a realizar una estirada de mucho mérito. El conjunto local consiguió arrebatarle el control del esférico al Betis, que pasó a sufrir, viéndose incapaz de practicar su juego habitual y forzado a jugar demasiado cerca de su propia portería.
A pesar de los cambios introducidos por Manuel Pellegrini, con la entrada de Fornals, Pablo García y Abde, el conjunto verdiblanco no encontraba profundidad y evidenciaba falta de ideas en la creación. Con el paso de los minutos, el Genk fue bajando la intensidad, lo que permitió al Betis tener más posesión, aunque sin efectividad. La ocasión más clara del encuentro llegaría a diez minutos del final, en un contragolpe de manual de los belgas. Hyun-Gyu Oh protagonizó una larga carrera y, solo ante el meta sevillano, estrelló su disparo cruzado en el poste. Los visitantes lo intentaron con disparos lejanos en la recta final, pero no lograron generar peligro real, concluyendo el partido con el 0-0 inicial, totalmente justo por la falta de creatividad y oportunidades durante el choque.
