El Real Betis rescató un punto muy valioso fuera de casa ante el Villarreal gracias a la determinación de Antony en los dos remates que hizo entre los tres palos. El brasileño rompió el molde de un encuentro muy sólido, sin apenas ocasiones y de mucha ida y vuelta. Los locales llegaron a estar dos arriba, pero los verdiblancos les arrebataron dos puntos gracias a una rápida reacción al segundo tanto y su fe hasta el último instante.
El partido inició con quince segundos de silencio y protesta sobre el césped por ese futuro duelo que el Villarreal disputará ante el Barcelona fuera del territorio nacional. Con el balón ya en movimiento, fue el Real Betis quien impuso su ley de salida, mostrándose mucho más enchufado y adueñándose de la posesión. Los verdiblancos volcaron su propuesta por las bandas durante el primer cuarto de hora, aunque ese control territorial resultaba estéril, sin lograr traducir el dominio en ocasiones claras sobre la portería de Arnau Tenas. Paradójicamente, fueron los locales quienes golpearon primero en el apartado de peligro; tras una notable sucesión de pases, Moleiro filtró un balón que Buchanan remató a bocajarro, obligando a Pau López a sacar una mano espléndida a media altura para evitar el primer tanto.
Superado el ecuador de este acto inicial, el guion del partido se rompió por completo, transformándose en un ida y vuelta vibrante, un correcalles donde las pérdidas en zona de creación y las recuperaciones rápidas se sucedían sin tregua. En ese escenario de descontrol, Pau López volvió a erigirse como el sostén bético, negando el gol al Villarreal con una parada más propia del fútbol sala ante un chut de Oluwaseyi. El Betis sufría en este tramo para construir desde atrás, asfixiado por una presión violenta y adelantada de los ‘groguets’ que abortaba cualquier intento de posesión encadenada. Cuando el empate a cero parecía sellado, a solo un minuto del descanso, Buchanan desató la locura. En medio del caos, el canadiense interceptó un mal pase de Valentín Gómez y, encontrando una autopista ante la ausencia posicional de Junior Firpo, armó un disparo raso y ajustado desde fuera del área que se coló por el palo más alejado, haciendo inútil la estirada tardía del portero y enviando a los protagonistas a vestuarios tras una primera parte pobre y poco vistosa, pero que terminaba con un golpe anímico severo para los visitantes.
Saltó el Real Betis del vestuario con el ímpetu del arranque del partido, recuperando el control de la pelota y, esta vez sí, generando oportunidades de verdadero peligro. Los hombres de Manuel Pellegrini parecieron aprender la lección del primer acto, sometiendo al ‘submarino amarillo’ con una presión altísima cuando no tenían el esférico. Sin embargo, esa misma vocación ofensiva sería su condena, dejando espacios que, por la falta de colocación de Junior, el Villarreal no tardaría en explotar. Marcelino movió el banquillo justo dos minutos antes de asestar el segundo golpe, y fue el recién ingresado Nicolás Pepé el artífice. En un arranque de pura velocidad por una banda izquierda totalmente desguarnecida por la posición de Junior, el atacante ganó el desborde ante Natan, conectó con la llegada de Comesaña desde atrás, y este asistió a Moleiro, quien definió con una calma heladora, raso y fuerte, ante un Pau López que solo pudo hacer la estatua.
La reacción verdiblanca, no obstante, fue inmediata. En el minuto 66, Antony silenció la euforia groguet. Fornals encontró al brasileño totalmente liberado en la banda, le sirvió un pase filtrado exquisito, y el extremo colocó la bola en el fondo de la red con un remate de superclase, una rosca con un efecto brutal ante la que Arnau Tenas no pudo hacer absolutamente nada. Con el partido roto, el Betis se volcó, dirigido por la batuta de Lo Celso, que entró para ser el faro del equipo. Pese al asedio visitante, el Villarreal se defendía con orden compacto y amenazaba a la contra, mientras Pellegrini tardaba demasiado en introducir alternativas ofensivas, metiendo a Pablo García solo para el descuento y dejando en el banco a otros hombres de ataque. El esfuerzo parecía insuficiente, hasta que en el minuto 94, volvió a aparecer el iluminado: Antony Mateus dos Santos. En una jugada parecida a la del primer gol, Pablo Fornals asistió de nuevo y el brasileño, con su inconfundible rosca introdujo la bocha dentro de la red para rescatar un punto valiosísimo, sellando una igualada épica en un partido sin brillo pero que presenta la candidatura bética a la Champions.
