Redescubrir es aprender. Conocer es despertar de la burbuja en la que la rutina te ciega del inconformismo propio de un mundo consumista y estresante. Y viajar es experiencia, formarse de la vida, improvisar, perderse con un planteamiento previsto, conocer nuevas gentes y pueblos, echar de menos y escuchar con los cinco sentidos.
El viaje alternativo que puede fascinar al amante del vintage-bohemio tan de moda no se debe generalizar. Javier Domínguez Reguero lo sabe muy bien. Él es un periodista que reside actualmente en Canterbury -Reino Unido- con un pequeño mundo viajero a sus espaldas.
No ha visitado numerosos lugares en exceso ni se ha recorrido medio mundo, pero, allá donde ha ido, ha dejado algo de rastro a sus pies con sus reportajes y artículos. También se ha llevado un poco de Santiago de Chile y de Lilongwe -Malawi- en la maleta, a pesar de que siempre guste de volver a su tierra sevillana y regresar a su antigua rutina para pararse y descubrir cuánto han cambiado los sitios que tanto frecuentaba con veinte años, y cuánto ha cambiado también el hombre que ha aprendido a escuchar, a conocer y a conocerse a sí mismo gracias a recorrer mundo.
Empezó a viajar porque le apretaba la curiosidad, no por huir de su ciudad andaluza o renegar de ella, ni por haberle agotado la vida que llevaba, con los amigos y las clases de universitario, sino porque “sentía que tenía que ver para madurar, para ser mejor o peor persona, pero siempre buscaba una experiencia nueva teniendo Sevilla siempre en mente”.
Cree en la idea del lugar natal como raíz, de acabar regresando y sentir satisfacción al volver, pasear como quien lo hace por su casa y darse cuenta de nuevos detalles a los que uno nunca les presta atención por la monotonía del día a día. “A mí me encanta ir y hacer cosas que los turistas hacen porque muchas veces hacen más que nosotros mismos”, declara.
También detalla que para ese redescubrimiento “hay que pararse a escuchar, a oler, hay que despertar los cinco sentidos para emocionarte y ver qué se ha cambiado”. De esta forma se pueden aprender nuevos olores, rincones con otro color, sabores distintos de tu propia ciudad. Domínguez explica que entonces sucede algo similar a lo que experimentó el autor del libro ‘Viaje alrededor de mi habitación’, Xavier De Maistre, escrito en 1794. “¿Cómo se puede escribir un libro de tu habitación?”, bromea.
Ha publicado en el portal español más representativo de Malawi, Guinguinbali, también periódicamente en La Línea del Horizonte y en Periodismo de Viajes; aunque ya hace un año que está en Inglaterra y ha perdido la intensidad que llevaba de freelance, que en Europa es más difícil mantener debido al alto coste de vida, escribe casi mensualmente para El Viajero-El País-, Wiriko y también para Planeta Futuro, además de conservar el blog Caminos Estrechos.
“Hay muchas cosas que hay que ver y nos morimos sin verlas, así que hay que aprovechar el tiempo”, apremia. Reconoce que para ello, además de tiempo, hay que tener dinero, pero todo depende de cómo la persona se plantee el viaje, porque siempre existen las opciones baratas aunque se tenga que compartir un albergue con 15 personas. “En estos casos, tú sabes lo que te espera, al final es lo que tú decides o lo que tu bolsillo te permite”.
Se puede viajar de múltiples maneras, “depende del estado del ánimo y de cómo tú quieras viajar”, asegura. Se ha blogueado mucho sobre la idea de los viajes alternativos, en cambio, Domínguez piensa que “el mejor viaje alternativo es el que uno se propone, el que uno se organiza a sí mismo y siempre pensando en qué se quiere hacer”, puesto que, al final las agencias de viajes alternativas “se pisan unas con otras”, y lo alternativo se acaba volviendo algo comercializado como cualquier otro destino turístico. Resulta difícil escapar a ello de la forma romántica en que se piensa.
Viajar donde no haya gente es prácticamente misión imposible hoy en día. Si se elige en invierno un destino que en verano está masificado, el viajero hallará siempre la paradoja de perderse aquello que tanta gente ha ido a visitar en verano y en esa época es imposible, sean por las condiciones climáticas o porque el lugar no esté materialmente preparado para ello en esa estación del año.
“Entonces, tienes que sentarte a ver cuáles son los pros y los contras en un viaje y saber qué viaje quieres porque no puedes ir a un sitio y abarcarlo todo”, asegura. Defensor del viaje relajado, aconseja tener preparado antes del viaje un mínimo itinerario pero dejando tiempo a la improvisación para disfrutar del lugar donde, como él, puedas “aprender a escuchar, porque te acercas a las personas”. Recorrer lugares en solitario, socializar con lo y el desconocido para conocer y conocerse a sí mismo “es realmente una experiencia muy satisfactoria”.
“Para mí lo alternativo es coger la mochila y saber a qué se va y a dónde”. Lo mismo debería ocurrir cuando aquellos jóvenes, tras sus estudios universitarios, deciden emigrar al extranjero en busca de oportunidades.
Salir de la burbuja

Criticando a aquellos que se marchan a Londres, por ejemplo, sin tener alquiler de vivienda o trabajo, a encontrar lo que no encuentran en España, y se ven obligados a trabajar de camarero para salir del paso; advierte del peligro que ello entraña, de olvidarse de los verdaderos objetivos que se persiguen, pues se puede entrar en un bucle en el que la salida sea la decepción. “Yo preferiría esperar y tener algunos hilos atados antes de pegar el salto porque ese ‘a ver qué sale’ puede reventar muchos sueños”, aconseja, y, sino, “tienes desde el día 1 para buscar esas oportunidades aunque haya que dejar de dormir”.
“Yo en Malawi aprendí eso, a ver cómo era la vida, cómo yo me relacionaba con la gente”, explica, además de darse cuenta de que con poco se puede vivir y que solemos exigir demasiados excesos.
Sin embargo, “para aprender eso no hay que ir a África y si tienes que salir de tu ciudad para darte cuenta de lo obsesivos que somos con la tecnología y demás es porque realmente vivimos en un burbuja cultural y social, y si, es verdad que a veces hay que salir para darte cuenta”, alega.
De cara a las vacaciones de verano, el periodista de viajes recomienda, a aquellos que puedan permitírselo, ir a Chile, un lugar de contrastes para todo tipo de viajeros: cálidas aguas y playas del sur, la Patagonia, cordilleras nevadas, volcanes activos y paisajes desérticos. Aunque el sureste de Inglaterra, con sus pueblecitos y verdes paisajes como la ciudad de Kent, considera que tampoco se pueden ignorar. Todo dependerá de las expectativas del viajero.
