¿Dónde están los héroes que nuestra sociedad necesita? Ha vuelto Jan Fabre al Teatro Central de Sevilla, ha vuelto a llamar al espectador, a gritarle a la cara; independiente, impactante y provocador, ahora con ‘Prometeo / Paisaje II’. 

Miguel Ybarra Otín. Aunque personalmente, a quien esto escribe, el nuevo espectáculo del belga le dejó algo frío. Por la estética. En esta obra en que el polifacético artista recurre a Prometeo para ilustrar metafóricamente esa necesidad de héroes que desde el principio se expresa.
Prometeo robó del cielo el fuego que los dioses habían quitado a los hombres. Y lo devolvió a éstos últimos despertando la venganza de Zeus, que creó a Pandora (también presente en la obra), quien trajo consigo todos los males y desgracias.
Prometeo, en el escenario, aparece en el centro: en una gran cruz con forma de equis y alrededor de la cual se desarrolla todo, los distintos fuegos, desde el sexual que simultáneamente provocan un intérprete -frotando su pene a modo de palo- y otro -frotando un palo, éste de madera, junto a la vagina de una bailarina desnuda que se retuerce de placer-.
Impactante, provocador, con un lenguaje escénico muy directo, pero con textos muy densos que hacían perder matices del discurso y reflexión, toda vez que el espectador estaba inmerso en una vorágine de golpes visuales y secuencias que constituían un tremendo caos.
Un caos buscado, pretendido, repetido en otras obras y que es, además, aplaudido. Pero un caos que, a diferencia de la anterior ‘Orgía de la tolerancia’ (hace año y medio en este mismo teatro) no brinda tanta belleza en las coreografías y enturbia algo aspectos de una dialéctica para la que somos víctimas de una sociedad y también los posibles héroes que ésta necesita.

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