Paso de misterio de la Hermandad de Santa Marta - X

En el inmenso mapa de cofradías que cada primavera transforma Sevilla en un río de nazarenos y devoción, hay trayectos que cruzan la ciudad de punta a punta durante horas y otros que, como el de la Hermandad de Santa Marta, apenas recorren unas pocas calles. Esta cofradía, que realiza su estación de penitencia el Lunes Santo, es la que protagoniza el itinerario más corto de toda la Semana Santa hispalense.

Con sede en la céntrica parroquia de San Andrés, Santa Marta apenas necesita unos 450 metros para llegar a la Carrera Oficial y poco más de un kilómetro para regresar a su templo. En total, la cofradía realiza un recorrido de apenas 1.550 metros, cifra que sorprende si se compara con las distancias que recorren otras hermandades, algunas con trayectos que superan los ocho kilómetros.

A pesar de lo breve de su itinerario, la Hermandad de Santa Marta no pasa desapercibida. Su paso de misterio, que representa el Traslado al Sepulcro de Cristo, es uno de los más sobrios y elegantes del Lunes Santo. La cofradía se caracteriza por el silencio de sus filas de nazarenos, el respeto que impone su discurrir y la solemnidad con la que realiza su estación de penitencia.

El hecho de que su templo se encuentre a escasa distancia de la Catedral permite este recorrido tan corto, que sin embargo no resta ni un ápice de profundidad ni de belleza a su estación. Es más, muchos consideran que precisamente esa concentración espacial ayuda a preservar la intimidad y el recogimiento que definen a la cofradía.

Curiosamente, no es la única hermandad que destaca por la brevedad de su itinerario. El Silencio, en la Madrugada del Viernes Santo, recorre solo unos 210 metros hasta la Carrera Oficial, aunque su vuelta es algo más extensa, sumando un total aproximado de 1.610 metros. Ambas cofradías demuestran que en Semana Santa no es la longitud del recorrido lo que marca la intensidad, sino la manera en la que se vive.

En una Semana Santa marcada por la diversidad —de estilos, de barrios, de devociones—, Santa Marta representa el ejemplo perfecto de cómo el recogimiento, el silencio y la cercanía también pueden escribir una de las páginas más hondas y memorables de esta celebración universal.