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El atril espera a Rafa Serna

Había quien pronosticaba que Rafa Serna podía salir a hombros del Maestranza. Y es que hay ciertos nombramientos que dan lo que prometen, como ha sido el caso de este año.

Si hubiera un manual de pregonar, el de hoy se encuadraría en los pregones costumbristas, de versos clásicos, división del tema en jornadas, hablando de todas ellas, en mayor o menor medida. Pero que nadie se engañe; que el esquema sea claro no quiere decir que la ejecución sea simple, o que cualquiera pueda hacer tal cosa así como así.

Rafael González-Serna Bono ha demostrado su dominio como letrista y una gran capacidad de extraer recuerdos comunes, estampas conocidas y en definitiva, un abanico de recursos evocadores que generaban una imagen mental al público de forma sencilla.

La música, el otro lenguaje

Ya se anticipó que el pregonero interaccionaría, se acompañaría, o como quieran llamarlo, de la Banda Municipal. No ha sido tan simple esta tarea, pues hasta el Consejo acudió a un ensayo para comprobar que se trataba de algo justificado y acorde con el acto. Esta «fiscalización» podríamos discutirla largo y tendido, pero no es este el lugar. En cualquier caso, no se puede negar el buen resultado del efecto.

Comenzaba el pregón simulando una salida de un paso. Tras los versos que decoraban un momento común, ensalzado en lo poético, al rematar la salida, se recreaba el himno que en estas ocasiones suena. Tras esto, cuando el pregonero nos llevaba de la mano por los recovecos del Miércoles Santo, sonó la pieza creada por Manuel Marvizón, que se trataba de un bonito compendio de muchas marchas bastante conocidas, con la que nos condujeron hasta el Jueves Santo, despertando una sonora ovación y puesta en pie del público, y la consiguiente emoción del pregonero.

La música no deja de ser un lenguaje, el pregonero no deja de ser compositor, y es normal que quisiera llevar a su pregón esta unión, suerte que no tuvieron algunos de sus antecesores. La pieza creada ad oc para la ocasión, por su referencia a tantas marchas, nos trasladaba a diversos momentos, comunes, individuales, públicos y también personales. Un compendio de estímulos que no podían tener otro resultado que el de la emoción.

Personal o político

Frecuentemente hay pregoneros que emplean la expresión de que su pregón es personal. Ante esta obvia afirmación, siempre cabe preguntarse ¿que pregón es impersonal? porque incluso los que corren a cargo de, digamos, una tercera persona de apoyo, conservan algún vínculo con quien pregona.

Este pregón por supuesto que contenía vivencias, experiencias y puros retazos de vida de su autor, incluidas ciertas manifestaciones, sutiles pero manifestaciones, de cuestiones como las libres interpretaciones del «Padre Nuestro» que hemos conocido últimamente, la libertad religiosa o el acuerdo de paso que la Macarena tiene con el Gran Poder.

¿Tiene el pregón que prestarse a estas cuestiones? No será aquí donde se responda a eso, pues el pregón es personal, y es quien lo firma quien decide lo que es personal para sí.

Lo público, lo popular

Como Sevilla es la ciudad universal de la guasa, hay quien desde el minuto uno etiquetó al pregonero como «popular», y como la guasa es también personal, sabe cada cual el tono que a eso quiere darle. Ser popular no es necesariamente malo. La Semana Santa es una fiesta popular, y de nada sirven las interpretaciones que la alejan de la gente, pues esa comunión barroca entre la gente y Cristo es lo que originó toda esta estructura que hoy tenemos montada.

El pregón de Rafa Serna ha podido gustar más o menos. Se apreciará más o menos su verso y su contenido, pero es un pregón que ha puesto cinco veces al «respetable» en pie, ha emocionado, ha anunciado lo que pasará de aquí a unos días, y ha recordado momentos que todos los cofrades llevan en algún dobladillo del recuerdo, y ante eso, señores y señoras, hay que quitarse el sombrero, no por lo popular, sino porque eso en Sevilla no lo ha conseguido tanta gente.

Las puertas de las iglesias se han vuelto a abrir. Los besamanos y los pasos montados aguardan tras el acceso que propician las mesas de las estampas. El pregonero ha anunciado la Semana Santa de Sevilla, puede que la suya, puede que la de más gente, pero sea como fuere, en unos días cada cual podrá elegir que momento es el suyo, y que naranjo le va a regalar un pregón urbano.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...