Los altares y traslados desde la tarde del miércoles y la procesión de la Sagrada Custodia que ha culminado a mediodía, unido al buen tiempo, han echado a los sevillanos a las calles.

El paso de la Virgen de la Hiniesta llegaba a medianoche al altar del Corpus Christi levantado sobre la fachada del Ayuntamiento de Sevilla en medio del gentío que durante toda la madrugada del jueves ha paseado por las calles del centro de Sevilla para ver los altares de hermandades de Sevilla y su Provincia dispersos por el itinerario que desde primera hora de la mañana recorrió la solemne procesión del Corpus Christi en la ciudad de Sevilla.

Dos pórticos efímeros en honor a sendos aniversarios de las hermandades de Los Estudiantes y del Rocío de Triana acotaban la zona por donde pasó la comitiva con representación de las hermandades de la Archidiócesis y las autoridades eclesiásticas y municipales con el alcalde, Juan Ignacio Zoido, a la cabeza.

Al término de la misa del arzobispo Juan José Asenjo en el altar del jubileo de la Catedral, que contó con el baile de los seises, hacía su salida el paso con la Sagrada Custodia. La procesión estuvo precedida por ocho pasos y discurrió por la avenida de la Constitución, la Plaza de San Francisco, las calles Sierpes, Cerrajería y Cuna, la Plaza del Salvador, las calles Villegas, Francos, Placentines, Argote de Molina, Conteros y Alemanes y la Plaza Virgen de los Reyes, para recogerse por la Puerta de Palos del templo metropolitano.

Procesión del Simpecado asuncionista

Con los últimos rayos del Sol del miércoles más de un centenar de cantillaneros acompañaban al estandarte de la Asunción hasta el altar que ha presidido en la fachada del Círculo Mercantil, y donde permanecieron en vigilia aguardando al alba del jueves.

El traslado de la insignia de la Asunción de Cantillana desde el atrio del Santo Ángel a la calle Sierpes acompañado por la banda de Las Cigarreras no estuvo exento de controversia, al no contar con la autorización de la autoridad eclesiástica. El discurrir de la insignia asuncionista dio lugar a una inédita procesión entre petaladas y vítores.

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