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Lo más triste que puede pasarle a una jornada cofrade es que se mire más al cielo que a otra cosa; es la única semana al año que odio la lluvia…

Los que hemos pasado esa barrera psicológica de saber lo que es que tu cofradía se moje entendemos al Polígono.  Eso sí, según me han contado, tal vez fue algo precipitado el asunto, ni prórroga ni parafernalia similar, cinco minutos después de su hora prevista de salir se comunicó que no harían Estación de Penitencia; pesaba mucho lo ocurrido el año pasado.

Cayeron dos levísimos chubascos y me temí lo peor, pero quedó en lo anecdótico.

Hay quien no es muy partidario de las saetas; a mí personalmente me encantan, pero claro, mis oídos saeteros se  hicieron escuchando al Sacri, y eso pone el listón  muy alto. Para colmo de males, no sé qué ha ocurrido hoy, pero de verdad que algunas saetas más parecían algún tipo de tortura o canto indígena que otra cosa. Sin dar nombres, líbreme el Cielo, me permitiría recomendar, como simple aficionada, que antes de cantar en público se hagan oír por familiares y amigos objetivos que tal vez aporten una opinión que ayude a la hora de decidir si cantar delante de más gente o no.

Una pincelada típica es comentar lo del día anterior; el huevo lanzado a la Hiniesta en la calle Feria que por suerte no dio en la imagen, la llegada de cierta banda haciendo un pasacalle de “Sevilla tiene un color especial” y la entrada en Campana a tambor de San Roque, esto último menos divertido si es cierto lo que se comenta de que el motivo es la delicada salud de determinados hermanos de la hermandad.

Si se aburren en las esperas y parones puedo recomendarles mi último entretenimiento, el Programa de Giralda TV. Si el año pasado uno podía cotillear las profesiones de todos los Hermanos Mayores, este año entre las traducciones de los nombres de las hermandades, las estadísticas y el “Cofrivial”, Trivial cofrade, el asunto es que no tiene desperdicio…

Hoy me ha parecido que algunas bandas, sobre todo de palio, están amenizando el repertorio, y no hablo de “pacololadas”, va de retro, sino de marchas no muy conocidas con una calidad más que aceptable; espero que la tónica continúe durante la semana.

Se dice y rumorea, aunque aún no he podido ver ninguna, que ahora los niños tienen unos palos en sus bolas de cera, palos que imagino reducen el riesgo a la hora de recibir la susodicha cera… los tiempos evolucionan para todo.

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Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...