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Si estás buscando playas cerca Sevilla que combinen aguas cristalinas, tranquilidad y poca afluencia, estas cuatro opciones pueden sorprenderte. Entre Matalascañas y Mazagón se extiende un paraje natural que acoge dos de las playas más singulares del litoral onubense: Cuesta Maneli y Rompeculos. Aunque sus nombres ya despiertan la curiosidad, pocos sevillanos las han visitado. La razón es simple: llegar hasta ellas requiere atravesar pasarelas de madera, caminar entre dunas o adentrarse en el entorno protegido del Parque Natural de Doñana. Pero el esfuerzo merece la pena.
Cuesta Maneli ofrece vistas espectaculares del acantilado del Asperillo y un arenal virgen donde el sonido predominante es el del mar y el viento. Rompeculos, justo al lado, es una playa salvaje que mantiene su esencia a pesar del paso del tiempo. En ambas, el visitante encuentra un ambiente tranquilo y respetuoso, alejado del bullicio de los destinos más masificados.
Isla Canela: tranquilidad junto a la frontera portuguesa
Más al oeste, en Ayamonte, se encuentra Isla Canela, una playa que, aunque algo más desarrollada urbanísticamente, mantiene un ambiente sosegado incluso en temporada alta. Sus aguas son especialmente calmadas, lo que la convierte en una opción ideal para familias. Además, su cercanía con Portugal permite al visitante combinar el baño con escapadas gastronómicas al Algarve.
Aunque tiene todos los servicios de una playa turística, Isla Canela nunca alcanza los niveles de masificación de otras zonas más conocidas, y sus dimensiones permiten encontrar siempre un rincón donde extender la toalla con espacio.
Cala de la Sardina: la sorpresa del litoral gaditano
Ya en Cádiz, en el extremo oriental de la provincia, encontramos la Cala de la Sardina, una pequeña y discreta cala cercana a San Roque. De difícil acceso y muy poco frecuentada, esta playa sorprende por la claridad de sus aguas y su paisaje íntimo. Es ideal para quienes buscan un entorno casi privado y están dispuestos a caminar un poco más para llegar.
Aunque su nombre no suena en las conversaciones habituales sobre escapadas sevillanas, la Cala de la Sardina es uno de esos lugares que se quedan grabados en la memoria del visitante.
Una alternativa para quienes buscan algo distinto
Estas playas tienen algo en común: pasan desapercibidas para muchos sevillanos que, por costumbre o comodidad, repiten cada año los mismos destinos. Pero para quienes se atreven a explorar un poco más allá del mapa habitual, la costa andaluza ofrece paraísos accesibles, con menos gente, más naturaleza y una experiencia distinta de sol y mar.
