- La refrescante ruta de senderismo, con agua hasta la cintura y naturaleza en estado puro, a hora y media de Sevilla
- La impresionante piscina natural de aguas cristalinas (y gratuita) a poco más de una hora de Sevilla
A poco más de una hora y cuarto de Sevilla capital, entre curvas de sierra y miradores de postal, se esconde un rincón inesperado que ha ganado fama entre los veraneantes del interior andaluz: la playita de Zahara de la Sierra. No es una playa ni tampoco una piscina al uso, sino una laguna artificial integrada en el cauce del río Arroyomolinos, a los pies de la Sierra de Grazalema y dentro del área recreativa del mismo nombre.
A diferencia de otras zonas de baño, este espacio natural conjuga agua dulce, sombra generosa y el aroma de la montaña. En torno a la laguna, el visitante encuentra más de 60.000 metros cuadrados de césped, árboles frutales, senderos y zonas de merendero. Es un espacio gestionado de forma municipal, con servicios de socorrismo, bar, alquiler de tumbonas y control de aforo que lo convierten en una opción segura, familiar y accesible.
La playita se alimenta del propio río, sin necesidad de cloro, y su entorno es revisado y renovado cada temporada. De hecho, ha sido reconocida con la Q de Calidad Turística, distinción poco habitual en entornos de baño de interior. Las aguas, tranquilas y de temperatura suave, son ideales para el chapoteo de los más pequeños o para la desconexión de quienes buscan un respiro frente al calor del valle del Guadalquivir.
Durante los meses de verano, abre sus puertas de 11:00 a 20:00 horas en julio y agosto, y hasta las 19:00 en junio y septiembre. El acceso es de pago, pero con precios muy asequibles: entre 3 y 4,5 euros por persona, con descuentos para niños y pensionistas. Los menores de tres años entran gratis y algunos días al mes se reserva la jornada para tareas de mantenimiento y limpieza del recinto.
Pero lo que hace especial a esta laguna no es solo el agua. El enclave está rodeado de naturaleza viva, ideal para quienes desean combinar el baño con rutas de senderismo, tirolina o picnic bajo la sombra. A pocos minutos se encuentra el núcleo urbano de Zahara de la Sierra, con su castillo nazarí, su iglesia parroquial y sus calles empinadas que se abren al horizonte del embalse. La visita puede alargarse fácilmente a lugares como El Gastor, Grazalema o incluso Ronda, completando así una escapada de altura.
Desde Sevilla, llegar es tan fácil como tomar la A-376 en dirección a Utrera y continuar por la A-384 hacia Algodonales, para después adentrarse en la serranía por la CA-9104. El viaje, que no suele superar la hora y cuarto, regala ya desde el coche las primeras vistas de un paisaje que invita a quedarse.
La playita de Zahara de la Sierra no es solo una alternativa al litoral gaditano para los vecinos de Sevilla: es un símbolo de cómo la sierra puede ofrecer también su versión veraniega, donde el frescor no lo da la sal, sino el murmullo de un río entre montañas.
