Debate sobre el cambio de hora /SA
Cambio de hora /SA

Se acerca el cambio de hora que retrasará los relojes en toda la UE 60 minutos a partir de la madrugada del domingo 26 de octubre y, una vez más, Pedro Sánchez intenta apropiarse de una iniciativa o propuesta genuinamente europea. No nacional, ni socialista ni, mucho menos, de su Gobierno. El debate sobre la verdadera eficiencia en términos de energía, o económicos hace mucho tiempo que está sobre la mesa en el viejo continente y hace siete años pasó de discusiones en los bares, a una consulta en firme en toda la Unión.

La UE, protagonista en la reflexión sobre el cambio de hora

En respuesta a iniciativas ciudadanas, en febrero de 2018 el Parlamento Europeo pidió a la Comisión que evaluara la conveniencia de mantener el cambio de horario y que, en función de sus conclusiones, propusiera una revisión de la directiva vigente. La Comisión efectuó una evaluación que recibió 4,6 millones de respuestas, el 84% favorables a suprimir el cambio, y a continuación presentó una propuesta legislativa. Un respaldo popular polémico, ya que la participación de 4,6 millones de europeos, teniendo en cuenta que somos casi 500 en toda la UE, fue muy escasa, aunque claramente favorable a la abolición del mareo horario.

En la primavera de 2019, la Eurocámara se decantó por cesar el cambio de hora a partir de marzo de 2021. Un texto que fue aprobado con 410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones a falta de su definitiva ratificación en el Consejo, cuyas posiciones aún están por definir. Así, en marzo de 2021 habría sido la última vez que se cambiase el horario para quienes se hubiesen querido quedar en el horario de verano, y en octubre de ese mismo año aquellos que hubiesen preferido el horario de invierno.

El covid congeló el proceso

El Covid-19 priorizó otros tantos asuntos en la UE y desde entonces, solo nos acordamos de la idoneidad o no de mover las manillas del reloj en primavera y otoño. Mientras, las quejas por dormir más o menos, según la época del año, siguen siendo conversación recurrente cada vez que se acerca el momento de mover las manillas del reloj en toda Europa.

Mientras que hay quienes defienden que el cambio tiene repercusiones negativas en la salud, otros señalan que, de abolirse, el amanecer en diferentes zonas de España podría pasar de las 10:00 a las 5:00 de la mañana, con lo que los ritmos circadianos se verían especialmente afectados.

Razones para terminar con la danza del reloj

Los países europeos introdujeron las disposiciones sobre la hora de verano el siglo pasado con el objetivo de ahorrar energía, especialmente durante la guerra y la crisis del petróleo de los años 70. A principios de los años 80, la Unión Europea fue adoptando de manera gradual legislación que ponía fin a los distintos esquemas nacionales de cambio de hora, así unificó el procedimiento del cambio de hora en 1980. De acuerdo a la norma vigente, los países deben cambiar al horario de verano el último domingo de marzo, y de vuelta al horario estándar el último domingo de octubre.

No obstante, en 2018, el objetivo inicial resulta mucho menos relevante, con estudios que parecen indicar que el ahorro de energía es mínimo y con cada vez más quejas por parte de los ciudadanos debido a sus efectos negativos en la salud.

Protección del Mercado Único

En caso de volver a plantearse esta cuestión, los países de la UE y la Comisión deberán coordinarse para garantizar que la aplicación del horario de verano en unos países y el de invierno en otros no perjudicaría al funcionamiento del Mercado Único europeo. Si la Comisión concluye que el desfase puede afectar de manera significativa y permanente al mercado interior, podrá proponer retrasar la fecha de aplicación de la directiva, actualmente sin plazo definido, tras la crisis sanitaria y socioeconómica de la Covid-19.