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La carrera oficial en la Semana Santa de Alcalá no ha arrancado como se esperaba. Decenas de sillas vacías y continuas preguntas de vecinos desconcertados han sido las imágenes más repetidas en estos días.

La carrera oficial en Alcalá de Guadaíra no ha acabado de funcionar cuando apenas acaba de arrancar. Con la Semana Santa en el ocaso, han sido muchos los momentos en los que se ha comprobado que el público no ha respondido como se preveía, acudiendo en masa para aprovechar las sillas que, aunque en esta primera edición han sido gratis para los usuarios, ha supuesto un desembolso de 26.000 euros de dinero público al Consejo de Hermandades y Cofradías.

Según el Consistorio, han sido mil sillas las que se han colocado en el entorno de la Plazuela, en ocho sectores y que tenían como prioridad a mayores y discapacitados. El objetivo de la medida, que los partidos de la oposición tacharon de «electoralista y populista», era conseguir un “mayor disfrute de la Semana Santa”.

Sin embargo, la realidad es que durante la mayoría de los días, había decenas de sillas vacías que no han sido aprovechadas por nadie. Durante los primeros días, el calor fue un elemento que influyó en la poca ocupación de las sillas, puesto que gran parte de la zona habilitada para las sillas no contaba con sombra y las pocas personas que las aprovechaban soportaban estoicamente las altas temperaturas.

En otros casos ha sido el desconcierto. “-¿Estas sillas están vacías?-Sí. -Estoy embarazada y hace mucho calor, ¿podría sentarme? -No, se necesitan invitaciones. -¿Dónde las consigo? –Ya no hay disponibles”. Conversaciones de este tipo se han escuchado con frecuencia entre los vecinos y el personal de seguridad contratado en la zona, quienes han servido de ‘relaciones públicas’, explicando una y otra vez la forma para conseguir los pases que garantizaban una silla.

Pero la forma de reparto de las invitaciones también ha generado confusión. Para el público en general, los pases se entregaban durante la semana previa de Semana Santa, un máximo de dos pases por persona y día. Las hermandades y el Consejo también tendrían sus propias entradas y, si sobraban entradas, se podían entregar el mismo día de las procesiones.

Este método ‘garantizaba’ que nadie que quisiera, se quedara sin silla. El resultado ha sido el inverso. Gente que se quejaba de que no había pases para ese día mientras veía largas filas de sillas vacías desde detrás de las vallas sin poder acceder a ellas.

A falta de balance oficial, las opiniones se reparten entre aquellos que están satisfechos con la iniciativa y piden que se repita en próximos años y los que piden más información y flexibilidad en el reparto de las sillas. También están los que se posicionan en contra de este medida argumentando la escasa presencia de cofradías en Alcalá (sólo el Domingo de Ramos y el Miércoles Santo coinciden dos hermandades en la calle) para mantener una carera oficial.

Nació en Sevilla y pronto supo que lo suyo sería la comunicación. Es licenciado en Periodismo en la Universidad de Sevilla y Máster en Marketing Digital por la Universidad de Málaga. Especialista...