El músico serbio Goran Bregovic y su Orquesta de Bodas y Funerales inauguraron el viernes el ciclo de conciertos del verano en el patio de la Diputación, ciclo que hasta septiembre incluye teatro y cine. De vuelta a Sevilla, el ecléctico compositor e intérprete balcánico presentó temas de su nuevo álbum ‘Alkohol’, alternados con celebradas piezas anteriores.
Miguel Ybarra Otín. Acompañado de magníficos músicos ataviados con atuendos tradicionales, Bregovic apareció en el escenario vestido de traje blanco, a lo protagonista de ‘El tiempo de los gitanos’, una de las películas de Emir Kusturica a las que Bregovic pone banda sonora. Azules de charol eran sus zapatos, a juego con la guitarra eléctrica que acompaña títulos por él firmados pero en cuya interpretación juega un papel casi secundario: quien marca el ritmo en el concierto es el joven Alen Ademovic, en la percusión y con su gran voz, a veces también con el acordeón.
Magnífica la voz de Ademovic, sosteniendo registros festeros y sufridos, como tan bien cierta música de estos convulsos lares manifiesta ritmos alegremente melancólicos. Igualmente las voces de las coristas, las hermanas búlgaras Liudmila y Daniela Radkova, viran del quejido (algún solo de la primera) a la broma, según canción (muy divertida ‘Streets are drunk’).
Es de un talento asombroso Stojan Dimov, con saxo y clarinete, los sonidos más folklóricos junto a los demás metales -dos trompetas y dos trombones- que deparan esa fusión tan particular y característica con ritmos gitanos, rock y fiesta caricaturesca bregoviana, que explota en algún nuevo tema ritmos o melodías de éxitos anteriores: véase cómo la base de ‘Jeremija’, primer tema de ‘Alkohol’, es la misma del ‘Upside down’ ya conocido por la No Smoking Orchestra. También similitudes se encuentran entre el nuevo ‘Gas gas’ y el anterior ‘Lubenica’ del álbum ‘Unza unza time’, temas de la cinta ‘Gato negro, gato blanco’ (siempre Kusturica) y donde también se escucha ‘Drang Nach Osten’, ahora en nueva versión titulada ‘Sakrivena pesma’.
Bregovic tiene su público. Y las palabras que ahora vienen están llenas de subjetividad: a quien escribe le da la impresión de que el serbio trata de explotar ese personaje que su música crea, repetitivo en algún momento (magnífico en otros, por supuesto) y jugando a ser sí mismo y lo que vende, desde el título del nuevo álbum: ‘Alkohol’.
