Para Cristina, escribir es una forma de sentirse libre. Una manera de ordenar sus pensamientos y comprobar que tiene su «propia voz». «Se trata de una necesidad que me permite conectar con mi propio yo y comprender el mundo que nos rodea», sostiene. Desde pequeña practica este ejercicio vital que recogen decenas de libretas guardadas en un baúl y, aunque en principio, su carrera laboral comenzó por el periodismo televisivo, un parón profesional desencadenó su pluma literaria cuyo resultado se traduce hoy en día en 30 obras infantiles.
El debut un mes antes de ser madre
En 2016, Expósito se reencontró definitivamente con su niña interior. Tras una estancia por razones personales en EEUU, nació El Gran Viaje de Silvestre, fruto de un curso de escritura y del apoyo de una profesora que la animó a creerse que el texto era digno de publicarse. Así, con la ayuda de sus padres, quienes sufragaron los gastos de imprenta, vio la luz su primera obra justo un mes antes de convertirse en madre. Un hecho que inspiraría el resto de su bibliografía gracias a sus hijas Sofía y Lily.
Cuando Expósito tomó conciencia de que entró en la vida adulta y dejó atrás sus días de inocencia bajo la protección incondicional de sus padres, le dolió. Ella confiesa que «pasar el umbral de ser adulto y de enfrentarse a una vida cargada de obligaciones, obstáculos, problemas y asuntos serios» le impactó. Por ello, escribir «me regala la oportunidad de volver a ser una niña donde todo es posible, donde la vida adulta no es capaz de nublar mis días». Un recorrido que plasma en su treintena de obras que se adaptan al registro infantil para contar lo que interesa a la mente de un niño.
El secreto para acertar con la literatura infantil
Van a cumplirse diez años desde que Cristina se embarcara en la aventura del libro escrito y publicado y, siempre desde una humildad admirable, explica para Sevilla Actualidad que «lo más importante es empatizar con mucho humor con las inquietudes reales de los niños desde un lenguaje muy sencillo. No podemos perder de vista que el lector es un agente activo en el proceso de la lectura: siente, interpreta, imagina, por lo que, a veces, el mensaje del libro se multiplica en cada pequeño lector que accede a él. Es algo mágico cómo en su aquí y ahora ven cosas que los adultos ni sospechamos».
Sin ser muy partidaria de «los libros para…», como aquellos que se escriben para momentos como abandonar el pañal, o el chupete, Expósito confiesa que la gran pista para saber qué conmueve a un niño se la dan siempre sus hijas. «Debemos tener muy presente la realidad del momento y la sensibilidad social. Hay que ser políticamente correcto y, bueno, son muchos los equilibrios a considerar». Como ejemplo: Los errores de Monchito, Maikai, o El Monstruo de los Eructos. El hecho de ser andaluza apenas ha influido en su literatura, quizás, recuerda «poder haber utilizado la interacción «¡Ojú!» en ¡Ojú, maldito mosquito! O en Mi amigo Betis.
El síndrome del «no tengo tiempo de los padres»
En un momento de aceleración constante donde la pantalla inunda los hogares de los más pequeños, generar amor por la lectura es un reto y un compromiso. Cristina defiende que todo se trata de «establecer una rutina. Está comprobado que el hábito beneficia en todos los sentidos al niño, especialmente en el desarrollo del pensamiento crítico. Cuando uno ve un producto audiovisual apenas debe interactuar, sin embargo, con un libro físico, la imaginación se dispara.
La capacidad discursiva avanza e, incluso, me atrevería a decir que a veces la lectura de un cuento podría equivaler a varias clases en el cole». La escritora infantil está convencida de que la lectura es crucial para la madurez emocional e intelectual de los niños, «además de ser un momento único con tu hijo, tu nieto, tu sobrino compartido al final del día que queda en nuestras memorias para siempre y se gesta un vínculo con ellos irrompible».
La lectura en la Educación de Andalucía
«Creo que cada vez hay más concienciación sobre la importancia de la lectura en nuestros coles, pero la inversión es mejorable», apunta Cristina, quien opina que seguir aumentando los presupuestos escolares en materia de actividades culturales en torno a la literatura siempre tendrá un retorno positivo en el aprendizaje de nuestros niños.
En cuanto a los autores que más han influido en la obra de Expósito, se encuentra el andaluz Antonio Rodríguez Almodóvar, creador de los Cuentos de la Media Lunita, Michael Ende de La Historia Interminable, Roald Dahl, de Matilda o Brujas, Rodari, de Cuentos por Teléfono, Pedro Maña, de Ana Kadabra, o Mónica Rodríguez, de Umiko, entre otros grandes títulos y nombres propios.