El Sevilla FC afronta un nuevo contratiempo justo en un tramo delicado del calendario: Batista Mendy estará entre dos y tres semanas de baja por una lesión en los aductores, según el parte médico del club. Esta ausencia se suma a la ya conocida de Azpilicueta, dejando al técnico Almeyda con una encrucijada estratégica tanto en la línea defensiva como en el mediocampo.
El club confirmó que Mendy sufre molestias en los aductores del muslo izquierdo, lo que requiere un período de recuperación estimado entre dos y tres semanas. Se le aplicará tratamiento de fisioterapia y carga progresiva hasta que su evolución permita volver al grupo. Aunque no es una lesión de larga duración, su baja es significativa por el papel que venía desempeñando: estaba consolidado como motor en el mediocampo, aportando recorrido, presión y estabilidad.
La problemática no es solo la ausencia de Mendy, sino que llega justo cuando Azpilicueta también está lesionado. El defensor navarro se retiró lesionado muy pronto en el partido ante el Mallorca, con una dolencia muscular en el aductor, y se estima que estará varias semanas de baja. La doble baja obliga al entrenador a reorganizar dos vectores esenciales del equipo: en defensa, sin Azpilicueta, la zaga pierde experiencia, liderazgo y garantías en el costado derecho; en el mediocampo, sin Mendy, se pierde dinamismo, control de zona media y equilibrio en las transiciones. Almeyda se ve obligado a ajustar su esquema para compensar esas ausencias simultáneas.
La lesión de Batista Mendy y su consiguiente baja de dos o tres semanas, sumada a la de Azpilicueta, obliga a Almeyda a reorganizar su esquema desde la base. La clave estará en cómo logre mantener el equilibrio colectivo en defensa y mediocampo sin perder identidad. El Sevilla debe adaptarse rápido, respaldarse en alternativas internas y dosificar al equipo para que estas ausencias no resulten letales en el tramo decisivo.
