Entre los muros del Hospital de San Lázaro, uno de los centros sanitarios más antiguos de Europa aún en funcionamiento, sobrevive una joya arquitectónica casi olvidada: su capilla. Considerada la capilla hospitalaria más antigua de Sevilla y una de las más antiguas de España, este templo gótico-mudéjar del siglo XV se encuentra hoy en grave riesgo de desaparición.

La asociación Hispania Nostra la ha incluido recientemente en su Lista Roja del Patrimonio, un registro que alerta sobre los bienes históricos en peligro por abandono o falta de conservación. Los informes advierten de grietas, humedades y desprendimientos estructurales, así como del riesgo de colapso del campanario octogonal, uno de sus elementos más singulares.

El Hospital de San Lázaro fue fundado en el siglo XIII, bajo el reinado de Fernando III el Santo, para acoger a enfermos de lepra. Durante siglos funcionó como lazareto, aislado del resto de la ciudad, y la capilla fue su centro espiritual. En su interior se conserva un retablo del siglo XVI atribuido a Villegas Marmolejo, aunque el deterioro amenaza con borrar parte de su valor artístico.

Hoy, el templo permanece cerrado al público. Su acceso principal quedó inutilizado por el desnivel de la calle y solo puede alcanzarse desde un patio interior del hospital. Ese aislamiento ha contribuido a su progresivo olvido, pese a que el edificio está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC).

Diversos colectivos patrimonialistas reclaman una intervención urgente. Entre ellos, el presidente de la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (ADEPA), Joaquín Egea, sostiene incluso que la capilla de San Lázaro fue la primera iglesia de Sevilla, construida por orden de Alfonso X el Sabio. Una afirmación que contradice la versión más extendida, según la cual la iglesia de Santa Ana, en Triana, fue el primer templo cristiano de nueva planta tras la reconquista de 1248.

Sea como fuere, el valor histórico de San Lázaro es incuestionable. Su conjunto hospitalario es el más antiguo de Sevilla y uno de los más antiguos del país que sigue prestando servicio sanitario. Además de su importancia patrimonial, la capilla representa un capítulo único en la historia asistencial y social de la ciudad, al haber sido durante siglos refugio espiritual de los enfermos más marginados.