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El cerdo ibérico es el gran protagonista gastronómico de la Sierra Norte de Sevilla, donde la tradición de la montanera —la cría en libertad de los cerdos en las dehesas— sigue muy viva. Bajo la sombra de encinas, alcornoques y quejigos, estos animales se alimentan de bellotas que aportan al jamón ibérico de pata negra su textura inconfundible y su sabor único.
En esta zona de la provincia, el ibérico forma parte de la identidad local. Del cerdo se aprovecha todo: los embutidos como el jamón, el chorizo, la morcilla, el morcón o la caña de lomo; las carnes a la parrilla —presa, pluma, secreto o carrillera— y los guisos tradicionales que se transmiten de generación en generación. El aire serrano completa el proceso y da a cada producto un sabor inimitable.
Fiestas de la matanza y la Ruta del Ibérico
Las fiestas de la matanza, que se celebran cada invierno en los pueblos de la Sierra Norte, son una de las tradiciones más arraigadas de la gastronomía sevillana. Estas jornadas, convertidas en auténticos encuentros gastronómicos, permiten descubrir los secretos de la elaboración artesanal de embutidos y degustar platos como las migas, el tocino o los embutidos frescos.
En enero, Pruna celebra la Ruta Turística de la Tapa Matancera, una cita imprescindible para los amantes del buen comer, en la que bares y restaurantes locales reinterpretan las recetas tradicionales con productos de la tierra.
Y si quieres saborear lo mejor del ibérico, sigue la Ruta del Ibérico de la Sierra Norte, un recorrido por municipios como Alanís, Constantina, El Pedroso o San Nicolás del Puerto, donde podrás disfrutar de tapas y platos elaborados con las mejores piezas del cerdo ibérico.
Quesos artesanos con denominación de origen sevillana
La diversidad climática de la provincia también se refleja en otro de sus tesoros culinarios: el queso artesanal. En Sevilla se elaboran quesos de cabra, oveja y vaca, combinados en ocasiones para crear variedades únicas y muy apreciadas.
La producción se concentra en la Sierra Morena sevillana y en municipios de la Vía de la Plata, como Castilblanco de los Arroyos o Guillena, así como en localidades del Aljarafe, entre ellas Castilleja del Campo y Espartinas.
Los quesos sevillanos destacan por su calidad y variedad: desde los frescos hasta los curados en aceite de oliva o pimentón, elaborados con métodos tradicionales y una materia prima de gran valor. Su prestigio ha traspasado fronteras, con una demanda creciente tanto a nivel nacional como internacional.
Sabores de la tierra durante todo el año
Ferias y mercados locales ofrecen la oportunidad de comprar productos artesanos directamente a los productores, descubrir su proceso de elaboración y disfrutar de la hospitalidad serrana. Tanto el ibérico como el queso se convierten en embajadores de la gastronomía sevillana y en una excusa perfecta para recorrer sus pueblos, sus rutas y sus paisajes.
