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Sevilla presume de ser cuna de grandes artistas, escritores y pensadores. Lo que pocos saben es que muchos de ellos reposan en un lugar casi escondido, bajo tierra y en pleno centro de la ciudad: el Panteón de los Sevillanos Ilustres, una cripta cargada de historia y curiosidades que, pese a su valor patrimonial, sigue siendo uno de los rincones más discretos de la capital andaluza.
El Panteón se encuentra en la cripta de la Iglesia de la Anunciación, en la calle Laraña, junto a la actual Facultad de Bellas Artes. Para llegar hasta él no se atraviesa una monumental portada, sino una entrada lateral que refuerza la sensación de estar entrando en un espacio secreto. Lo que aguarda dentro sorprende: un solemne recinto de mármol, en forma de cruz latina, en el que reposan algunos de los nombres más célebres de la cultura sevillana.
Allí descansan Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano, convertidos en mito romántico; Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber, pionera de la narrativa costumbrista; el humanista Benito Arias Montano, editor de la célebre Biblia Políglota; o Alberto Lista, maestro de escritores y renovador de la enseñanza. También se encuentran sepulcros de políticos, historiadores y figuras que marcaron la vida intelectual de la ciudad.
Lo curioso es que este Panteón fue fruto de una idea decimonónica de reunir en un solo lugar los restos de las grandes personalidades sevillanas, que tras desamortizaciones y avatares históricos habían quedado desperdigados en conventos y parroquias. Sin embargo, el espacio no se transformó en lo que hoy conocemos hasta la reforma de los años 70 del siglo XX, cuando se configuró como una suerte de «hall de la fama funerario» de Sevilla.
Otra de las singularidades del lugar es que, pese a la talla de quienes allí reposan, el Panteón sigue siendo un espacio poco transitado, abierto únicamente en horarios reducidos: los viernes por la tarde y en visitas guiadas los miércoles y jueves. Quienes lo descubren coinciden en la atmósfera sobrecogedora que se respira entre lápidas y esculturas, con la sensación de pasear por un rincón secreto de la ciudad.
El Panteón de los Sevillanos Ilustres es, en definitiva, un lugar donde la historia de Sevilla late bajo tierra. Un recordatorio de que la ciudad no solo se admira a la luz del sol en sus plazas y monumentos, sino también en estos rincones silenciosos donde los genios reposan… y esperan ser recordados.
