A poco más de 25 kilómetros de Sevilla capital, en el término municipal de La Puebla del Río, se encuentra un rincón que sorprende a quienes lo visitan: la Dehesa de Abajo, un espacio natural que combina monte mediterráneo, lagunas y marismas, y que se ha convertido en el auténtico reino de las cigüeñas blancas.

Lo curioso es que aquí no hablamos de unas cuantas aves: la dehesa acoge una de las colonias de cigüeña blanca más grandes de Europa, con cientos de nidos instalados sobre los pinos piñoneros. Al caminar por sus senderos, el visitante puede sentir que ha entrado en un universo paralelo donde estas aves gobiernan el paisaje, posadas en ramas o sobrevolando las lagunas.

Pero no son las únicas protagonistas. Flamencos, espátulas y anátidas comparten escenario en la laguna de La Rianzuela, un humedal que, junto con el bosque mediterráneo de acebuches y lentiscos, ofrece un espectáculo natural único. Es un lugar donde el Guadalquivir, las marismas y el Aljarafe se dan la mano para crear un mosaico ecológico sorprendente.

Además de sus valores naturales, la Dehesa de Abajo tiene un punto costumbrista que la hace aún más especial: es habitual ver a familias enteras, prismáticos en mano, observando aves, o a ciclistas que incluyen el recorrido en sus rutas de fin de semana. Todo acompañado de un centro de visitantes con restaurante donde se puede reponer fuerzas con productos locales después de una jornada de naturaleza.

En un tiempo en el que buscamos experiencias auténticas, esta reserva concertada —creada en el año 2000 y con más de 600 hectáreas de superficie— demuestra que no hace falta viajar lejos para descubrir un paraíso inesperado en Sevilla, donde la naturaleza conserva aún su ritmo propio y las cigüeñas marcan la diferencia.