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Cuando se habla de naturaleza en Sevilla, lo primero que suele venir a la mente son las marismas del Guadalquivir o la Sierra Norte. Pero a tan solo unos minutos de la capital, entre Dos Hermanas y Los Palacios, se esconde un auténtico pulmón verde: el Parque Periurbano de La Corchuela, un espacio que sorprende tanto por su historia como por la vida que alberga.
La Corchuela ocupa los antiguos terrenos de un cortijo que aún conserva huellas de su pasado agrícola y ganadero, como una plaza de tientas en la que se preparaban reses para la lidia. Hoy, esos vestigios conviven con senderos señalizados, zonas de merenderos y áreas de juegos infantiles que han transformado el lugar en uno de los parques más visitados por familias sevillanas.
Naturaleza a la carta
Lo más curioso de este espacio es la variedad de paisajes que reúne en apenas 85 hectáreas. Al sur, se abre una dehesa de encinas que recuerda a las sierras de Huelva; al norte, aparecen acebuches y un espeso matorral mediterráneo. El arroyo del Hornillo atraviesa el parque y, a su paso, crea un pequeño oasis de frescor con sauces, tarajes y álamos que parecen trasladar al visitante a otro rincón de Andalucía.
Los senderos del parque son también un aula al aire libre. Mochuelos, milanos negros, cucos o perdices conviven con ciclistas, senderistas y escolares que se acercan a aprender cómo funciona este ecosistema. Y para quienes buscan un plus de adrenalina, una tirolina entre los pinos convierte la visita en una pequeña aventura.



El plan perfecto para un día diferente
Lo que convierte a La Corchuela en un lugar especial es su equilibrio entre ocio y naturaleza. Se puede pasar el día entre barbacoas y mesas de picnic, disfrutar de un paseo tranquilo o, simplemente, desconectar del ruido de la ciudad bajo la sombra de un encinar.
Pese a todo, La Corchuela sigue siendo un secreto para muchos sevillanos, eclipsado por parques más famosos o por las escapadas a la playa. Sin embargo, quienes lo visitan suelen repetir: es un recordatorio de que Sevilla no solo arde bajo el sol, también sabe respirar a la sombra de sus bosques.
