Una sevillana ha denunciado en redes sociales la «falta de accesibilidad» en Interestelar 2025. Hace unos días se celebraba en Sevilla una de las citas musicales que enmarca la agenda de festivales en la ciudad. Interestelar se desarrolló durante el fin de semana en el entorno del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). Un evento musical que hizo disfrutar al público, aunque también hubo carencias en cuanto a accesibilidad, que hizo la experiencia un poco más difícil para algunos.
Una de las afectadas fue Teresa, quien acudía al festival junto al resto de su familia para amortizar el regalo de Navidad. Aunque su intención era «soñar cantar y bailar juntos», «la realidad fue otra», según cuenta en su perfil de Instagram. Así, denuncia que el acceso para personas con movilidad reducida «era un laberinto», que asemeja con «una prueba de resistencia». «No basta con tener la pegatina de «accesible», si luego la vida real te deja fuera», aclara Teresa, recalcando que «se trata de no olvidarnos».
«Hay humanidad (pero no de la organización)» de Interestelar, por la falta de accesibilidad
La sevillana también denuncia en la publicación que le «observaban como si fuera un mono de feria», incluso haciendo público que consiguió leer los labios de una persona que «pensó que era buena idea preguntarse qué demonios hacía una mujer en silla de ruedas con niños en un festival».
Sin embargo, Teresa deja claro que, «a pesar de todo, nosotros fuimos», recordando que «pudo haber ido mucho mejor». También comparte una buena experiencia con «gente hermosa que sí existe. La que ayudó sin hacer ruido, sin condescendencias». Ante esto, agradece «a quienes ofrecieron una sonrisa sincera, un gesto amable, un lugar en la sombra o una palabra bonita sin que se lo pidiéramos». «Hay humanidad, y se nota (pero no de la organización)» afirma Teresa, proponiendo al equipo de fotografía del festival que les hicieran llegar esas fotos que sabe que captó en algún momento para que, «al menos, nos quede una imagen bonita de lo que intentamos vivir».
«Duele sentirse invisible»
Teresa también mandó un escrito para expresar su queja a la propia organización del festival, cuyo acceso al recinto fue «insuficiente». Ante esto, aclara que no sólo falló el acceso inicial, «sino la movilidad dentro del espacio, la falta de facilidades, la sensación de no haber sido tenidos en cuenta desde el diseño mismo del festival».
«Duele ver a tus hijos ilusionados y no poder compartir con ellos una experiencia por la que llevaban meses esperando. Duele sentirse invisible», confiesa Teresa en su escrito a la organización del festival de música. Así, deja claro que «una rampa no es un favor, que un espacio accesible no es un lujo».
Por ello, Teresa prevé que entiendan que la accesibilidad «es también respeto, es dignidad, es el derecho de todos a vivir plenamente la cultura, la música y el arte». De este modo, pide «que en futuras ediciones del festival se contemple de forma seria y comprometida la inclusión de todas las personas».
