Ubicado en pleno corazón del casco histórico de Utrera, el Callejón del Niño Perdido es un vestigio de la historia de la ciudad que nos transporta a épocas pasadas. A pesar de haber perdido protagonismo en la vida cotidiana, su legado sigue siendo un testimonio de la riqueza cultural de la zona.

En su origen, además de ser una vía de comunicación dentro de la antigua villa, también funcionó como una pequeña puerta que permitía atravesar las murallas de la ciudad. Su acceso destaca por una curiosa puerta de entrada adornada con una cruz y una concha, posible referencia al Camino de Santiago. Sus paredes encaladas, embellecidas con macetas repletas de flores, evocan la tradición andaluza y el encanto de otra época.

El callejón posee una estructura angosta y retorcida, característica de los barrios judíos medievales en Europa. No es casualidad que este espacio formara parte de la antigua judería de Utrera. De hecho, se han encontrado restos de una sinagoga, lo que confirma que fue un punto clave en la vida de la comunidad judía local, sirviendo como centro de reunión y culto.

Con el paso del tiempo, el Callejón del Niño Perdido dejó atrás su papel como centro comercial y fue transformado en un hospital. Según algunas hipótesis históricas, poco después se convirtió en una casa de expósitos, un lugar donde eran acogidos los niños abandonados. Fue entonces cuando el lugar adquirió el nombre con el que ha llegado hasta nuestros días.

Uno de los elementos más característicos de este rincón es el retablo cerámico del Niño Perdido, que añade un componente devocional y artístico al espacio. Los estudios arqueológicos también han revelado que el callejón sirvió en su momento como cementerio, añadiendo otra capa de historia a su ya rico pasado.

Hoy día, el Callejón del Niño Perdido es un lugar pintoresco que alberga viviendas particulares y locales de restauración, integrando su legado histórico en la vida moderna de Utrera. A pesar de su evolución, sigue siendo un testigo del pasado y un rincón que invita a descubrir la esencia de la ciudad.