Que me conste es el último reconocimiento hispalense dedicado a este símbolo náutico y se encuentra en el suelo del interior del recinto conocido como Acuario de Sevilla, situado en el Muelle de las Delicias de Sevilla (41013) e inaugurado el 30 de septiembre de 2014, estamos por tanto en vísperas de su décimo (10.º) aniversario. Por cierto, existe una calle Acuario que tal vez pueda venir a estos predios en alguna ocasión.

Paseo por el Acuario

Sin ánimo de ser exhaustivo, estos son algunos de sus datos más interesantes que me han llamado la atención. En su visita podremos ver alrededor de 7000 animales acuáticos, fluviales y marinos en su mayoría, pertenecientes a más de 400 especies distintas y conformadas en sus diferentes hábitats y ecosistemas constituyendo la biodiversidad de ríos, mares, junglas y océanos del planeta. Expuesta a lo largo de un recorrido lineal de unos 700 m dispone de 35 acuarios diferentes y uno principal, el Oceanario, con un volumen aproximado de 2 000 000 L y una columna de agua de casi 9 m de altura; creo que es uno de los acuarios de tiburones con mayor profundidad de España y Portugal. Parte de este recorrido está ambientado en el marco histórico de la expedición de Magallanes-Elcano que tomando como punto de partida el Puerto de Sevilla, 20 sept 1519, y circunnavegando el planeta, volvió al mismo punto, 6 sept 1522. Sevilla, alfa y omega de la primera vuelta al mundo. Pero vayamos a lo que nos trae, no exactamente la rosa de los vientos sino el mallorquín a quien se le atribuye, Ramón Llull (1232-1315), ¿qué sabemos de sus otras aportaciones científicas?

¿Anticipaciones científicas? La gravedad

Algunos de los exégetas de la cosa piensan que entre sus textos podría haber lo que consideran ideas adelantadas en el tiempo, ciertos conceptos, inventos y descubrimientos que debieron esperar décadas o siglos para desarrollarse; unos textos que quizás hombres que le sucedieron, pudieron leer y desarrollar, por ejemplo, el fenómeno de la gravedad. En su obra Libro de ascenso y descenso de la inteligencia (Distinción II: De la piedra; Cap. I: Del Acto de la piedra; n.º 8) escrito en latín en 1304, septuagentésimo vigésimo (720.º) aniversario ya, podemos leer: “Es la piedra movible con movimiento violento o natural: violento cuando se arroja con impulso al aire, y natural cuando desciende, pues entonces se mueve conforme a la gravedad, cuyo movimiento es sensible por la vista, imaginable por la imaginación e inteligible por el entendimiento” ¿Le suena a newtoniano?

¿Sí?, pero piense que no fue hasta 1687, trescientos ochenta y tres años después, que el polímata y genial inglés Isaac Newton (1643-1727) publicó sus leyes del movimiento y la ley de gravitación universal que habría imaginado durante la peste de Londres de 1665. Le hablo, claro, de Philosophiæ naturalis principia mathematica , “Principios matemáticos de la filosofía natural” o simplemente Principia, donde expone sus descubrimientos en mecánica y cálculo matemático. Escrita también en latín a instancias de su buen amigo Edmund Halley, sin duda esta obra marca un punto de inflexión en la historia de la ciencia, de hecho, está considerada por muchos como la obra científica más importante de la historia. Pero el caso es que de ser cierto lo que le planteo, Llull se habría adelantado al concepto de la gravedad 383 años antes que el inglés, ¿cómo lo ve? Sí, quizás solo sea un tiro largo, demasiado largo.

¿Anticipaciones científicas? La memoria

Siguiendo en la obra Libro de ascenso… (sólo que en Distinción III; Pról.; n.º 5), Llull escribe “Viendo el hombre que el león tiene industria en el cazar, conoce que el león tiene imaginación, sin la cual no podría tener industria, y esta imaginación o el imaginar está inserta en el sentir”, una clara alusión para algunos a la memoria, al explicar que el león conoce el sitio donde los venados van a beber, un conocimiento que le llega a través de la vista y del olfato. De modo que estando en otro lugar, recupera de sus recuerdos los datos que necesita y va a cazarlos donde sabe que podrá encontrarlos. Ya de la que va, se podría pensar que los dos conceptos, memoria e imaginación, unidos al hecho de que los animales fuesen capaces de ellos, podrían hacer sospechar que Llull anticipa el evolucionismo de Darwin o, por qué no, incluso la etología de Konrad Lorenz. Ya, ya, esto no es un tiro largo, es todo un tiro por elevación.

¿Anticipaciones científicas? Alquimia

Aunque tardó en saberse -la alquimia era una actividad ilegal en aquella época y por supuesto que el inglés no fue el único en interesarse en ella- Newton llegó a escribir más de un millón de palabras sobre este tema, firmando sus trabajos como Jeova Sanctus Unus, interpretado por algunos como lema antitrinitario, “Jehová único santo”, y siendo además un anagrama de su nombre latinizado, Isaacus NeuutonusIeova Sanctus Unus. El primer contacto que tuvo con la alquimia le llegó a través de dos intelectuales de Cambridge: Isaac Barrow del que fue discípulo y el filósofo Henry More; hay constancia de que en el jardín al que daba su habitación se construyó un laboratorio, poco más que un cobertizo en realidad, donde siempre el fuego estaba encendido y llevaba a cabo sus experiencias ¿alquímicas o químicas? Por cierto, en esta etapa más o menos elucubrativa fue nombrado profesor Lucasiano de Cambridge, sucediendo a Barrow que fue el primero.

Patrón de los informáticos en España

Declarado beato por la iglesia católica, no ha sido canonizado aún, su fiesta se conmemora el 27 de noviembre y desde comienzos de siglo, 2001, se considera a Ramon Llull como el patrón de los ingenieros informáticos que celebran su fiesta ese día. Un reconocimiento para el que sin duda no le faltan méritos al anticipar en sus obras filosóficas la lógica como cálculo mecánico con símbolos aplicados en método binario. (¿Continuará?)