Un conjunto funerario compuesto por 21 enterramientos del periodo Andalusí ha sido hallado durante unas obras de semipeatonalización en la localidad de Osuna. Los restos han sido enmarcados cronológicamente por los equipos arqueológicos entre los periodos Taifa y Almohade (S. XI-XII). Este importante hallazgo no está repercutiendo en los tiempos de ejecución de la obra, la cual va a continuar con total normalidad. La previsión del estudio arqueológico, que concluirá en los próximos días, se contemplaba en el cronograma general del proyecto.

Según recoge el informe del Servicio Arqueología y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Osuna, el espacio funerario hallado se estima mucho más amplio, dado que se presentan indicios de la misma cronología en zonas próximas como la Cilla del Cabildo, donde incluso se localizó un enterramiento infantil con la misma tipología de fosa y disposición.

Estas necrópolis, urbanísticamente, marcan el final de zonas o barrios de la época. En este caso se habla del final del arrabal de Santo Domingo, que ocuparía gran parte de la superficie actual del barrio en su zona central y que dada la extensión y el número de individuos aparecidos se supone que debía ser una de las zonas más pobladas e importantes a extramuros de la villa antigua. Con estos restos funerarios se confirma al menos la existencia de este tercer gran arrabal en la Osuna andalusí, lo que hace reconsiderar, desde el punto de vista científico, el nivel de población de la villa y su importancia estratégica a las puertas del valle del Guadalquivir para el mundo islámico.

Las tumbas

Los restos localizados aparecen en fosas simples con un máximo de profundidad entre los 40 y 60 centímetros, y anchos entorno a los 30 y 50, por lo que siguen de forma exhaustiva la norma funeraria malikí. Todos están en posición de cúbito supino lateral, con las piernas ligeramente flexionadas y con la cabeza orientada hacia la Meca. Los enterramientos, según la norma islámica, son muy simples, realizados a poca profundidad en tierra y simplemente incorporando un sudario o la misma parihuela donde portaban al fallecido. No existen ajuares ni elementos de valor, salvo en el caso de algún enterramiento femenino que, en ocasiones, se obviaba la normativa funeraria y sí incluían piezas pequeñas como pendientes o un collar.

En esta macbara norte de Osuna sí se detectan un gran número de fosas infantiles y del total de individuos localizados, al menos en los enterramientos que tienen mayor nivel de conservación, sí se aprecia al menos tres femeninos. En uno de estos casos sólo se ha recuperado un pequeño pendiente metálico de aro doble y algún fragmento cerámico de la época. Aunque la mayoría de las fosas son individuales, sí aparece en la zona menos destruida por obras anteriores un grupo de enterramientos asociados y separados por grandes lajas de piedra calcarenítica que hacen pensar en una agrupación familiar o de individuos de un mismo clan. Las fosas se han presentado, en gran parte, cubiertas por grandes lajas de piedra o bien por tejas, según la tradición de los invasores norteafricanos.

El proceso actual en el que se encuentra el Ayuntamiento de Osuna con dicha actividad arqueológica es la recogida de datos, su estudio, clasificación y el análisis antropológico de cada individuo, para ver sus características y origen étnico.